Quedan solo días para celebrar Navidad, y creo no equivocarme al decir que somos muchos los que este año hemos buscado darle un significado distinto, o celebrarla con nuevos ritos. Menos regalos comprados y quizás más horas cocinando. Tiempo de investigar nuevos ingredientes o recuperar recetas chilenas que por tiempo uno muchas veces opta por no preparar. En mi casa este año decidimos poco aperitivo, tratar de sumar pescado, varios platos fríos que uno puede dejar hechos anticipadamente; en resumen, un menú con mucho cariño pero que permita ser parte de la noche y no un esclavo del horno.
Armamos una guía de galletas y panes de pascua, masas enriquecidas y condimentadas que delatan su origen alemán y que fueron pensadas para cuando afuera cae nieve y tener una chimenea prendida es una necesidad, pero son tan ricas que vale la pena el sacrificio, llegar con un frasquito con algunas de regalo es algo que siempre será bienvenido.
Por último, una casa en Buenos Aires, en el barrio de Barracas, alta, luminosa, generosa en sus proporciones. La parte que se recuperó habla de sus orígenes con pisos de madera y molduras y rosetones en los cielos; la parte nueva es moderna, mira al barrio desde las alturas y al jardín que se obtuvo al demoler una sección del edificio original, pero que ya estaba muy deteriorada como para recuperarla. Recuperar, porque hay nobleza en la historia, es algo que deberíamos aplicar más seguido... esta casa nos enseña cómo.