Las ciudades hoy se enfrentan a un nuevo desafío: cómo volver a ser lo que eran sin poner en riesgo a su población. Las soluciones aún están en etapa de estudio, estamos en el ojo del huracán y todavía se están recogiendo data y experiencias; lo que sí está claro es la oportunidad única que se está creando para poner la bicicleta como medio de transporte masivo y seguro. Internacionalmente son varias las ciudades que así lo han hecho, y la respuesta ha sido positiva.
Pero tomar una medida así requiere convicción de parte de las autoridades para que sean soluciones contundentes y eficientes y no solo un esbozo de los trazados que pudieron ser, como asignar un ancho de vía razonable para que los ciclistas puedan pedalear de buena manera y no en fila india como ocurre con ciclovías actuales y que tienen mucha demanda.
Lo bueno de esto es que, aparte de la decisión, el costo de implementarlas puede ser bastante bajo si se trabaja con pintura y buenas señaléticas.
Muchos dirán que la bicicleta funciona bien en ciudades planas como París o Ámsterdam, y claro que es más agradable pedalear sin pendiente, pero donde hay una subida también hay una bajada, y hoy además existen las eléctricas, que apoyan el pedaleo o definitivamente lo reemplazan.