En estos días de encierro la vida en comunidad ha tenido un cambio en su significado, sin posibilidad de juntarnos, abrazarnos o simplemente hablar cara cara. Se extrañan las conversaciones con amigos y la familia se ha transformado en un grupo de whatsapp. Pero surgen otras líneas de relación: los vecinos con los cuales uno no interactúa normalmente, el apoyo a través de servicios de reparto o tomar precauciones extras cuando hay que comprar algo en el almacén de la esquina, porque no queremos contagiarnos ni menos contagiarlos, y entendemos lo relevantes que son para una vida 'normal'. Son estos gestos y situaciones los que van tejiendo una nueva complicidad.
En Sao Paulo existen los Sesc (Servicio Social del Comercio), centros comunales en distintos puntos de la ciudad financiados por el sector comercio y servicios. Estos centros culturales y deportivos fueron pensados para la comunidad y hoy se encuentran con su programación reducida al mínimo o cerrados, pero es su ADN lo que hoy nos interesa rescatar, son 100% inclusivos, con pasarelas que conectan los distintos pisos, con teatro, con restaurantes a precios económicos y, como el que mostramos hoy, el Sesc 24 de Maio, diseño positivo de la mano del arquitecto Paulo Mendes da Rocha y el estudio MMBB Arquitectos, abiertos física y socialmente a la comunidad. Y cuando ya no sabemos qué inventar para comer aparece el panqueque: sencillo, fácil de hacer y rico, dulce o salado, un poco de imaginación y dejan tranquilos a muchos. Cuando chico los hacia y podía darles vueltas en el aire... voy a ver si la habilidad aún existe.