La naturaleza es sabia, eso es irrefutable, y dentro de su sabiduría enorme está el marcar y recordarnos los plazos y tiempos, porque hay un tiempo para sembrar y otro para cosechar, y aunque hoy con tecnología y un poco de creatividad esos tiempos son modificables, ¿por qué no hacer lo que la naturaleza dicta? ¿Hay algo mejor que el tomate rojo en verano? En este número les presentamos ideas, materiales y consejos para que puedan disfrutar de un verano sabroso y con el extra de ocupar lo producido por sus propias manos. ¿Por qué hemos insistido tanto con la huerta durante estos meses? Creemos que es una de las actividades más reconfortantes que hoy todos podemos tener, es bueno para el espíritu, para el equilibrio emocional y también para el bolsillo; también creemos que conectarse con los tiempos que nos pautea la naturaleza nos llevará a una vida más sana, donde todo adquiere otro sabor y, por qué no, también nos aporta una cuota de orgullo cuando uno es capaz de poner en la mesa la ensalada que vimos crecer o el pan que mejora horneada tras horneada.
Y en esta búsqueda de estar más en contacto con la naturaleza aparece el jardín de invierno o galería vidriada, o sun room si buscamos un nombre más internacional, pero que especialmente en la zona central siempre fue parte de la arquitectura local y vernácula. Hoy se sabe más, hay más tecnología y entendemos cómo hacerlo un espacio eficiente. Techos de vidrio, termopaneles, paños que se abren para un mejor control de temperatura, y así varios detalles que pueden convertir este espacio en el favorito de la casa.