Originario de la selva de Madagascar, el flamboyant es un árbol imponente, grandioso. Se aprecia como uno de los árboles más coloridos del mundo por sus flores rojas, anaranjadas, lilas, y por su follaje verde brillante. Puede alcanzar una altura media de unos 8 m, aunque puede llegar hasta los 12. Su tronco es un gigante que baila sobre sí mismo, y es el flamboyant el punto de partida –y la razón de ser– de la casa que exhibimos aquí.
Ubicada en el barrio paulista de Alto de Pinheiros, la Residencia Alto de Pinheiros –apodada así por sus arquitectos– conversa con su paisaje de manera fluida, respetándolo y conservándolo tal cual es. El terreno, de mil m², se eligió por los clientes por sus bellas características naturales. En eso está el flamboyant, aferrado a un jardín generoso. El respeto a las condiciones existentes del lugar, entonces, pasaría a ser el gran desafío del proyecto. Por lo tanto, la primera iniciativa fue comprender las características allí presentes, antes que cualquier definición arquitectónica. Se decidió dejar el flamboyant como el gran personaje principal, haciendo que todas las demás soluciones arquitectónicas y paisajísticas fueran pensadas y modeladas de acuerdo con sus características.
El árbol, intenso en su lenguaje, se localiza en la esquina oriental del sitio. Por eso, al momento de construir la residencia, primero se hizo un diseño del árbol tridimensional digitalizado para así definir las directrices constructivas sin amenazar su existencia. Al tener resguardado el árbol, se pasó a definir los espacios interiores: salón, comedor y balcón gourmet, dormitorios, áreas comunes y recepción.
Como el árbol se encuentra cerca del salón, comedor y balcón gourmet, estas áreas se cubrieron con vigas de madera estructural –desarrollada por el conocido ingeniero brasileño Hélio Olga–, que las plegó y conectó del jardín trasero a la calle, siendo este el elemento arquitectónico más llamativo. El diseño de esta estructura se logró gracias a cartografía tridimensional realizada al inicio del proceso, ya que sus dimensiones y las alturas se establecieron para reducir el máximo impacto sobre el paisaje.
El interior
La distribución espacial de las funciones, con el correspondiente mobiliario, está organizada de modo que sea posible mantener el contacto visual con el árbol. Contribuyen a ello los amplios ventanales y los cristales utilizados como elementos de división de los distintos espacios que refuerzan la relación con el jardín. Los espacios de estar de la casa, cocina y salones, están integrados en dicho jardín. La iluminación, por su parte, contribuye a realzar y enfatizar algunas zonas de este paisaje doméstico.
Las vigas de madera en el cielo interior, las líneas rectas de su arquitectura total, hacen que la espacialidad de la casa sea amplia por donde se le observe.
La terraza se delimita por una piscina también de líneas rectas que continúan con el confín de la casa.
¿Y los arquitectos?
La mano limpia y respetuosa por el medioambiente de Perkins + Will –con oficinas en distintos continentes– se hace clara en esta residencia. La oficina de arquitectura se fundó con la creencia de que el diseño tiene el poder de transformar vidas, para sus clientes, nuestra cultura y nuestras comunidades. "Al obtener una visión holística del trabajo, las necesidades y el contexto de nuestros clientes, y añadiendo creatividad e innovación, nuestro trabajo aborda problemas complejos. Los entornos construidos deben reflejar el contexto, la historia, las culturas, las comunidades y el entorno natural, incorporando al mismo tiempo los avances tecnológicos. Una profunda dedicación a la sostenibilidad y la responsabilidad social es fundamental para nuestra visión, trabajo y cultura. Estamos comprometidos a crear diseños regenerativos que sanan sus ambientes y mejoran la calidad de vida", señalan en su página web. En São Paulo, Perkins + Will se fundó el 2012. perkinswill.com
[gallery ids="28857,28858,28859,28861,28862,28863,28860,28864" link="file"]