supone que todo parte con su trabajo acerca de los modernistas del siglo XX, especialmente interesada en las mujeres artistas. Ya antes había hecho su primer doctorado sobre el constructivismo ruso, siempre con la lupa en las mujeres. Despierta entonces su interés por la abstracción, especialmente geométrica. Así es como llega a la figura de Anni Albers, a ser una de las personas que mejor pueden explicar su obra y aterriza en nuestro país para hacerlo. "Para mí es una artista clave en el siglo XX que ha sido pasada por alto. Ciertamente ha habido atención para ella pero siempre ha sido en conexión con Joseph Albers. Creo que su obra es muy importante en la historia de la abstracción. Realmente me fascina la manera en que ella y muchas otras mujeres que estuvieron involucradas en la Bauhaus –todas fueron al taller de tejido, en parte porque era el taller disponible para las mujeres– hicieron una especie de versión moderna, un proyecto de tejido que era notoriamente moderno. Creo que Annie Albers quería mucho ser vista como Kandisnky, no quería ser considerada una artesana", dice Briony Fer, historiadora del arte, curadora y profesora en University College London. Ella es una de las tres curadoras de la retrospectiva más grande hasta ahora sobre la artista alemana, que inaugurará en Düsseldorf, en el museo K20, en junio, y luego en el Tate Modern de Londres, en octubre.

Briony Fer, quien viene investigando y pensando la obra de Anni Albers por años, hizo una revisión de esta en el seminario que organizó el Museo de la Solidaridad Salvador Allende hace unas semanas: "Esta exhibición en la que participo me ha dado la oportunidad de explorar mi interés más allá, hacia su relación con el arte y la arquitectura modernos. He hecho mucha investigación en sus colaboraciones con arquitectos, y es otra área fascinante entre la abstracción, el tejido y la arquitectura. Todo se reúne en la Bauhaus, pero ella tiene una larga carrera que se expande por gran parte del siglo XX. Es una de esas figuras cuyo trabajo es fascinante en sí mismo, pero también tiene implicaciones. En parte porque los Albers y la Bauhaus, a través de su enseñanza, su radicación en EE.UU., sus viajes por Latinoamérica, tienen una tremenda influencia. Fue extraordinario el interés en la charla. Ella tiene este estatus legendario, es muy importante en Chile pero también en otros países debido al interés global por la Bauhaus; sus ideas viajaron y se volvieron importantes en la educación artística".

Los Albers pasaron meses en Chile. Joseph enseñó en la Facultad de Arquitectura de la UC. "Es muy importante que él hiciera este curso, tuvo este enorme impacto porque la educación en arte pudo tomar muchos de sus modelos. En muchas partes del mundo la formación de las escuelas de arte incluye muchos de estos aspectos hasta hoy. Los tipos de ejercicios, de ver, de hacer, eran muy innovadores", explica Briony. Desde Chile, los Albers se trasladaron a Lima. "Estos viajes son muy importantes para ellos. Annie Albers se enfocó en Perú. Ella cree que las tejedoras peruanas son las mejores que existieron. Esta es la primera vez que vienen a Perú, aunque empezaron a venir a Latinoamérica, a México, en 1934, y vinieron alrededor de 15 veces, por unos cuantos meses cada vez".

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Entre los asistentes a su charla, Briony pudo distinguir distintas aproximaciones al trabajo de Anni Albers, desde a la arquitectura, el diseño y el arte, pero también gente que la admira como tejedora: "Asistieron figuras realmente interesantes como Paulina Brugnoli, la artista textil; personas que representan esta cultura del tejido y el diseño muy rica aquí. Me sentí muy honrada con que Paulina estuviera allí. También había mucha gente joven que parecía muy interesada en los Albers; creo que hay mucho interés a través del arte y la arquitectura en su relación con Chile. El rol que tuvieron los Albers y la manera en que conectan a Chile con el modernismo y esta red más grande y global aquí se manifiesta en vínculos claves con gente como Alberto Piwonka".

Anni Albers entró a la Bauhaus en 1922 y dentro de esa escuela se planteó el objetivo de derribar los límites entre artesanía y arte. De acuerdo con Briony, hay que verla como una artista sin olvidar que hizo diseño. "De alguna manera la fetichizamos como la artista que hacía colgantes de lana, lo que ella llamaba 'tejido pictórico' en los años 30. Pero a lo largo de toda su carrera también diseña textiles para ser usados. Estoy particularmente interesada en los textiles que ella diseñó y puso en producción. Trabajó en varios proyectos con figuras como Walter Gropius, Philip Johnson, haciendo cortinas, colchas y divisores de ambientes de una manera muy innovadora, especialmente en la última parte de los 40. Ella trabaja con arquitectos que piensan en estas nuevas maneras de vivir, junto a diseñadores como Jack Lenor Larsen, desarrollando lo que en los 50 tendió a ser llamado 'casement fabric', estos tejidos con puntos sueltos, cortinas diseñadas para filtrar la luz que pasa a través de las largas extensiones de vidrio que tenían los edificios de oficinas modernistas, también en interiores domésticos".

Como historiadora del arte, Briony no está interesada en la vida explicando la obra. Lo importante para ella es la significancia de la obra como una clave, porque Anni Albers es una artista clave. "Ella hizo del tejido un proyecto moderno y eso es sorprendente en varias maneras. Después de todo estamos hablando de la artesanía más antigua. Ella ve su potencial de ser moderno, se da cuenta de que un textil tejido es de alguna manera semejante a la construcción de la grilla moderna. Es muy interesante cómo usa el telar para trabajar esta grilla en muchas mutaciones de patrones. Los hace bastante repetitivamente pero a la vez es siempre diferente". albersfoundation.org