Cuando Providencia era una naciente comuna de 5 mil habitantes en 1897, sus terrenos campestres acogieron las casas quintas dedicadas al ocio de las familias acomodadas. Aquí los Del Río Soto-Aguilar levantaron en 1902, la suya, Villa María, llamada más tarde Villa Europa. "Pedro de Valdivia era un callejón, la típica zona del Valle Central de casa quintas, zanjones con sauces llorones, viñas, parcelas con árboles frutales, espacios de recreo. Eran cerca de 48 los propietarios que había en Providencia y se trataba más bien de lugares de descanso de la clase dirigente de esa época", explica Jorge Berríos, a cargo del edificio patrimonial, hoy Casa Autónoma, Arte y Cultura de la Universidad Autónoma.
"Eran viviendas para ir el fin de semana", cuenta, "para recibir y dedicarse a la contemplación". "El sentido de la mirada, de la reflexión era muy importante", –de ahí la cantidad de balcones para capturar las vistas desde todos los ángulos–. "La construcción de dos pisos, un torreón y cuatro balcones definen claramente la idea que se tenía de una casona que diera la posibilidad de contemplar el paisaje, el sentido de mirador para las visitas o la familia misma, era un tema importante, por ello este tipo de estancias se utilizaba para recibir delegaciones o visitas importantes".
Cuenta que en 1905 la revista "Zig-Zag" rifó 1 chalet campestre y eso fue un boom para la época, "un poco de ahí en adelante se empezó a habitar más, se puso de moda sobre todo el estilo de casas de Providencia, un estilo europeo, que aún conservan".
Ecléctica e inclusiva
A grandes rasgos y de lejos, su fisonomía general recuerda una villa italiana, por su altura, sus proporciones, el torreón, el tipo de balcones y su techo amplio. Más de cerca nos lleva al neoclásico de paredes limpias y sesgo rígido ausente de decorativismos. Y, admirando en detalle, dentro, uno puede perderse alegremente entre las molduras, cerrojos, capiteles y decorados que nos llevan al 'esprit du temps' a caballo entre fines del XIX e inicios del XX, florales y orgánicos; elegantes y Nouveau. "Por eso es un ejemplo único en su estilo y tipología; refleja, además, el modelo de desarrollo de la ciudad y la comuna durante la primera mitad del siglo XX: A fines del 1800 todos vivían en el centro, esto era como para ir al campo o recibir algunas delegaciones o a alguien importante, eran estos los salones para la recepción".
Hoy, esos mismos salones se abren, ya no para mirar el paisaje externo, sino hacia adentro, para ver el arte, contemporáneo, ojalá disruptor y ojalá en profundidad. "Partimos con Matta (2018), que es un crítico del sistema y ahora con 'Geografía de la Piel', de Brantmayer, imagínate, tienes al inmigrante dentro de palacios en los que nunca habría podido estar en esa época. Brantmayer decía, no en el sentido despectivo, sino al contrario de inclusión, que en esos tiempos seguramente si estos inmigrantes hubiesen venido aquí habría sido la gente del aseo, hoy en cambio están dentro como protagonistas, es muy bonita esta paradoja y el contenido del mensaje sobre todo en una comuna tradicional de toda la vida como Providencia. Aquí, las villas han logrado convivir con la modernidad".
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