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El Trauco y la Pincoya

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Las imágenes de la foto corresponden a una compra que hice en Chiloé hace varios años. Sin duda uno de los viajes más lindos que he hecho en mi vida. El Trauco y la Pincoya no sólo son parte de la mitología de la Isla Grande sino que también dan vida a algunos de los objetos de artesanía más característicos del lugar. El Trauco es especialmente llamativo. Con su hacha de piedra en mano y una especie de cucurucho de fibra vegetal como cabeza, este personaje logra evocar el miedo popular que representa su monstruosa figura.

El personaje surgió como una manera de justificar embarazos en aquellas jovencitas chilotas que aún no estaban casadas. Este maligno ser sería el responsable de este hecho, el que salvaría la honra de la joven y su familia. Esto, porque si el niño era producto de un asalto de parte del Trauco, la chica quedaba libre de todo prejuicio. Feo como la noche oscura, este personaje va siempre acompañado del pahueldún, un bastón retorcido que le sirve para caminar, y de un hacha que es capaz de cortar cualquier árbol con sólo un par de golpes. Hijo de la serpiente Cai Cai, quien lo concibió en venganza por la ingratitud de los hombres hacia el mar, el Trauco vive junto a su hija-esposa Fiura en los bosques de Chiloé, desde donde sale a buscar a jóvenes vírgenes para seducirlas.

Se alimenta de las naranjillas, los frutos de la quilineja, planta de la cual están hechas ambas figuras.

También relacionada con el mar, como todo en el archipiélago, la Pincoya es una de las figuras más importantes de la mitología chilota. Hija del Millalobo y la Huenchula, esta sirena de largos cabellos rubios vive en el fondo del mar. Casada con su hermano el Pincoy, advierte a los pescadores cómo será la pesca. Cuenta la leyenda que si ella mira hacia la costa, habrá escasez de mariscos. En cambio, si su cuerpo danzante se dirige hacia altamar, la pesca será buena. Esto, según cómo haya sido el comportamiento de los humanos hacia el medioambiente.

Otra tarea de la Pincoya es orientar a los pescadores que han naufragado. Si por alguna razón no logra rescatar a los marinos con vida, ella transporta sus cuerpos hasta el Caleuche, barco fantasma en el cual los muertos podrán revivir y viajar eternamente a bordo.

Los diestros artesanos de Chiloé fabrican estas piezas en quilineja, una fibra vegetal que crece en los bosques del lugar y que al ser una enredadera se deja trabajar con facilidad. También usan manila, junquillo y quiscal. Estas típicas figuras se pueden comprar en las tiendas de Fundación Artesanías de Chile.

  • La foto corresponde a las figuras de la Pincoya y el Trauco hechas en fibras vegetales.

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