Un departamento entretenido, contemporáneo pero con toques clásicos, es lo que se propuso este ingeniero comercial que trabaja en inversiones cuando compró esta propiedad. Este es su cuarto departamento desde que vive solo, hace diez años, todos ubicados en barrios tranquilos y consolidados, pero el primero de arquitectura contemporánea y que compra –los anteriores habían sido edificios más clásicos, principalmente de arquitectura francesa–. Siempre había querido un departamento en el último piso en el barrio de Francisco de Aguirre, en Vitacura, y en esa búsqueda llegó a este, que a pesar de estar ubicado en un sexto piso cumplía con varios de los requisitos. "Quería tener una terraza grande donde nada me interrumpiera la vista, donde disfrutar y sentirme como en una casa. Lo que más me costó fue cambiar la arquitectura francesa, pero este departamento tiene la terraza que da a todas las habitaciones y desde mi pieza tengo la misma vista que desde el living: las copas de los árboles y los edificios alejados que dan un aire cosmopolita", cuenta.
Lo compró en noviembre del 2013 y la remodelación duró tres meses, y básicamente abrieron la cocina y la conectaron con el living, el comedor y la terraza. "Se pensó en un departamento para compartir, para hacer asados, para armar cuentos. Me gusta estar cocinando y ver lo que pasa. Aquí la cocina tiene ese plus, domina casi todo el departamento". Este trabajo se lo encargó a la oficina D/Project, quienes supieron interpretar lo que él quería: aprovechar al máximo la vista panorámica y la fluidez del espacio. La otra gran obra fue la remodelación de la terraza, de la que se encargaron los de Área Proyecto (aproyectos.cl) y la paisajista Bernardita del Corral, quienes le cambiaron el piso y le hicieron jardín.
Invertir en íconos
Aquí no hay nada comprado al azar, a este ingeniero le gusta el diseño y prefiere invertir en objetos que perduren. Este gusto lo heredó de su mamá, quien por trabajo viajaba mucho, cosa que a él también le encanta hacer, pero lo hace mucho menos de lo que le gustaría –aun así tiene su Print Your Travel en la salita–. A pesar de su afición por el diseño y la decoración, prefirió encargarle el interiorismo a la oficina The Proyect, quienes le presentaron una propuesta donde combinaron lo moderno con lo clásico y donde se reutilizaron todos sus muebles. "He ido comprando íconos del diseño que me gustan, como las lámparas que son todas originales italianas y de las cuales no hay réplicas", explica. Otro de los objetos que destacan son las sillas M100 de Matías Ruiz, que fueron propuestas por D/Proyect, idea que dejó a este ingeniero muy contento. "Son muy originales y estas son las que diseñó para la Semana del Diseño en Londres con la estructura de cobre", comenta feliz por su buena compra.
En lo que se refiere a arte, él es su propio asesor y básicamente invierte en pintores chilenos como Matta, Benmayor y Matilde Pérez, entre otros. La mayoría de estas obras las ha ido coleccionando con el paso de los años, pero el cuadro de Amalia Valdés del comedor, comprado especialmente para este espacio, confirma que no solo sabe de inversiones en moneda, sino que es capaz de ver en el arte una gran oportunidad.
[gallery ids="26125,26129,26130,26128,26127,26126,26133,26132,26131" link="file"]