MasDeco

Espacio: Antónimo

Nadie diría que este antes fue un lugar oscuro y estrecho. Hoy la luz se apodera de los espacios y los colores de su interior no hacen más que resaltarla. Aquí su dueña y arquitecta cuenta cómo fue el proceso de la transformación.

1795775
1795775

Un largo tiempo le tomó a esta familia dar con esta casa, y aunque cuando la conocieron era un lugar completamente oscuro y estrecho, la arquitecta Amalia Barreda no dudó en las grandes posibilidades que tendría para convertirla en un sitio amplio y luminoso, el ideal para vivir junto a su familia.

Llevaban como un año buscando algo cerca del colegio de sus hijos, ojalá en Jardín del Este, en Vitacura. Amalia vio las fotos que promocionaban la vivienda, era un lugar con muy poca luz y lleno de varias ampliaciones. De todas formas fue a verla y reconoció el potencial que tenía y la compraron.

Amalia encabezó las remodelaciones junto a un grupo de maestros; se demoró un poco más de un año en lograr lo que quería. “Fue como una apuesta, vi que se podían hacer cosas, pero en el estado en que estaba no era muy fácil, porque había muchas ampliaciones extrañas, hubo que botar muros… todo era sombrío y completamente diferente”, cuenta.

Sin duda era una casa sólida y Amalia mantuvo la distribución de los dormitorios. Pero lo que siempre quiso, y que finalmente logró con creces, era que la luz natural se apoderara de la casa. “Mi idea fue demoler las ampliaciones realizadas por los antiguos dueños, con el propósito de rescatar la distribución original de la casa, buscando mayor amplitud y luminosidad en los espacios”, señala.

Funcional y luminosa. Así quería Amalia que fuese el resultado. Ella es socia de la oficina de arquitectos Alemparte Barreda Wedeles Besançon y está a cargo del área arquitectura interior: “Estoy constantemente relacionada con los materiales, muy al día en eso, lo que me permitió aplicar lo más nuevo en terminaciones y colores para llegar a la forma en como me imaginé que sería la casa”. Los marcos de las ventanas tienen un tinte distinto a la madera clásica, más grisáceo, con la intención “de jugar con los tonos, sobre toda esa gama de colores, porque quería algo distinto, diferente al clásico color blanco”, dice Amalia. También era importante usar materiales nobles, como  la madera de los pisos que sigue en la misma tendencia.

En cuanto a la decoración, se destaca mucho la presencia del arte y también toques de Francia. El papá de Amalia es el artista Ernesto Barreda y en estas paredes se ven varios de sus dibujos y también sus esculturas. El marido de Amalia es francés, y ambos han vivido en ese país, así es que los guiños de esa cultura están presentes en todas partes, en muebles, tapices y adornos. Y todo se potencia con la presencia de la luz, que fue el gran norte para lograr este resultado.

COMENTARIOS

Para comentar este artículo debes ser suscriptor.

¿Vas a seguir leyendo a medias?

Todo el contenido, sin restriccionesNUEVO PLAN DIGITAL $1.990/mes SUSCRÍBETE