Espacio: Cosmopolita
Este dúplex es un recorrido por la vida de su propietaria, la diseñadora de modas argentina María Cher. Mezcla de ciudades, imágenes y situaciones. Su totalidad es libre y luminosa, abierta y ecléctica. Está hecha para vivir en libertad y a plenitud.
LIVING Destacan la lámpara de pie Fortuny -de Mariano Fortuny-, la poltrona de cuero llamada Mole -del brasileño Sérgio Rodrigues- y obras de artistas contemporáneos transandinos.
El espíritu práctico de María Cher se expone en el escritorio, con bibliotecas resueltas con paneles deslizantes.
Recorrer este loft es un placer. Uno no sabe bien dónde está, solo que puede situarse en una gran urbe. Y es así. Tanteamos. Pero no es Nueva York ni Londres. Nos encontramos al otro lado de la cordillera, en la ciudad de Buenos Aires, en el dúplex de la diseñadora argentina María Cherñakovsky. Así, con ese nombre, no nos dice mucho, pero como María Cher, por supuesto que sí.
Una brisa suave entra por los ventanales de seis metros de altura, las cortinas bailan al compás y la luz se deja entrever, la misma que comienza a develarla a ella y la que nos muestra una mujer de alto vuelo. Dice que su trabajo es quien es ella.
La historia cuenta que María creció entre dos mundos muy diferentes. Por una parte, su madre fue una trabajadora que vivió el exilio. Por otro, su padre levantó un imperio de la electrónica y que le dio un mundo de posibilidades. Creció con sus padres separados. Vivió entre Palermo y San Isidro, luego tuvo la oportunidad de vivir en el extranjero en varias ocasiones. Nueva York y Londres se reiteraron. Se formó como actriz, trabajó en publicidad y tuvo una breve incursión en economía, hasta que a los 25 años, justamente en la capital londinense, se refugió en Notting Hill para moldearse en moda en el Central Saint Martins College of Art and Design. Cuando regresó a Argentina, en 2001, dos días después del ataque a las Torres Gemelas en Nueva York, estaba inaugurando una pequeña tienda en Palermo Soho. No era un buen momento, pero luego que comenzara con dos máquinas de coser en su departamento, fue su marido, el diseñador gráfico Gabriel Brener, quien le dijo que por qué no abría un local. Así y todo, su tesón la llevó hoy no solo a tener su marca, sino también a gerenciar Ay Not Dead.
Escucharla decir que trabajar con el diseño, con la gente, haciendo una diferencia, es lo que la saca de la cama todos los días, es una inspiración, pero más es darnos cuenta de su participación activa en Cosiendo Redes, un proyecto que lidera junto a su madre, Liliana Crigna, que capacita a mujeres desempleadas para trabajar en la industria textil. O en Mujeres que Inspiran, una conferencia anual que realiza invitando a íconos femeninos a pensar temas que evocan a la mujer, sus desafíos y necesidades, y a tocar temas tan conflictivos como el aborto o la violencia doméstica... nos hace repensar. Es que María Cher, en toda su esencia, habla del empoderamiento femenino.
EL PROGRAMA,
dividido en dos, sitúa las áreas sociales en el primer piso -living, comedor, cocina y terraza-, y en la segunda planta los ambientes más íntimos: dormitorio principal, estar, cuarto infantil y escritorio.
DIMENSIONES
200 m², más una terraza de 70 m², conforman este dúplex.
Para invitar a un gran número de comensales es el comedor, así como el de diario integrado a la cocina, y por supuesto la terraza, con su parrilla y una larga mesa de campo.
María Cher comparte este loft con su marido, Gabriel Brener, y sus dos hijos pequeños, Fausto y Alma, por lo que debía ser funcional, cómodo -con grandes sofás para echarse- y con telas lavables.
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