Ascensor y calle como ajenos. Mensajes y conversación como propios. Ambos diciendo que no se ha comprado nada para Navidad, que no están los tiempos o que la realidad 2019 cambió. ¡Me alegro! Qué fiesta más fuera de foco hemos estado celebrando y promoviendo o qué poco creativos hemos sido. ¿Ahora somos menos consumistas? Ojalá, y a modo de ejemplo/idea en dos de mis 'amigos secretos' impusimos regalos reutilizados, es decir, que tuviésemos en la casa, seguro hasta envuelto y sufriendo por estar olvidado (en modo Toy Story). Bien por el planeta y la billetera en forma y fondo.
La historiadora Olaya Sanfuentes, en su libro "Tensiones navideñas: Cambios y permanencias en la celebración de la Navidad en Santiago durante el siglo XIX", cuenta que la fiesta era popular y en la Alameda, paseando entre bailes, comidas y bebidas entre ricos y pobres, grandes y chicos, hombres y mujeres, bien parecido al 18 de septiembre. Se regalaban primores de las cosechas representando lo mejor de la tierra y de nosotros; ramos de claveles, rosas y albahaca para las niñas; trompos y runrunes a los niños. La zamacueca sonaba y con apiado o mistelas varias se brindaba. Es decir, una fiesta acorde al verano y a la chilena que después empezó a cambiar con políticas higienistas y controladoras del 'desorden' público dictadas por la prensa, la élite y la Iglesia. A comienzos del XX llegaron los regalos importados, los árboles y el sofocado Viejo Pascuero tipo Coca-Cola. ¡Todo dado vuelta! ¡Todo cambió!
Pero ahora también. Estamos empezando tiempos de otros órdenes y eso prende más luces que todas las de Meiggs. Me veo en la Plaza de la Dignidad regalando damascos, duraznos, partiendo sandías, con canastitos de moras y frambuesas. Destapando el enguindao o algunos de esos vinos de cepa país que ahora gustan y enorgullecen. También compartiendo un pan de jamón de la Navidad venezolana o el panettone y el chocolate caliente de los peruanos. Presentándole el cola de mono y el pan de pascua a todo el que no los conozca y dando flores a igual número de hombres y mujeres, como necesitamos actuar y pensar desde ya en lo más profundo y justo. Y sin duda, antes, durante y después de la fiestoca, separando la basura, reutilizando y a cargo de mis desechos.
Sí, fue un momento de deseo por el que hay que trabajar, y sí, también creo que somos hartos los que queremos cambiar. Hagamos actos lindos y propios. Una vuelta a la mesa compartida y al malón, al regalo simbólico, consciente, a esos que siembran. Y que el 2020 sea mejor de lo que esperamos.
Animales
Vacunas, alimentos, juguetes. Tres tipos de regalos navideños de $10.000 para los integrantes de Fundación Animal Chile. También está "Bigota y el Río", libro que educa sobre el amor, la generosidad y el respeto hacia los animales, en el @charityanimalchile.
Integrar
Cuidar
"Sé parte del cambio" es una guía ilustrada para entender la crisis climática y recuperar nuestro planeta hecha por el activista Josué Aguilera que, siguiendo los nuevos aires y las nuevas generaciones, crea un paso a paso demostrativo e informativo, claro, sencillo, poderoso. Para niños y jóvenes, y el cómo podemos ayudar a la Tierra.
*Periodista gastronómica