Firmado por Paulo Mendes da Rocha y la oficina de arquitectura MMBB, este centro cívico ubicado en pleno corazón paulista mezcla programas educativos, artísticos, deportivos, de ocio y salud, todos supervisados por la institución SESC.
Los ojos del mundo entero lo han mirado y valorado por lo que contiene en sí y lo que le genera a la comunidad que goza de él. Coronado con una piscina pública con vista panorámica desde la azotea, este complejo encarna la palabra reconversión. Unos antiguos y enormes almacenes patrimoniales de 1940, donde operaba una vieja cadena de tiendas Mesbla, fueron usados para la construcción de un espacio público levantado entremedio de la densidad del casco antiguo.
Una arquitectura puesta al servicio de la comunidad, la misma que primero se pensó y luego se hizo para funcionar gregariamente. Cada actividad del SESC está guiada por su ética educativa y por la búsqueda de un amplio bienestar social, en el que el término cultura se entiende en todo su espectro. "En este sentido, la plena accesibilidad a los espacios y contenidos que ofrece la institución potencia la democratización de los valores culturales como una forma de autonomía individual y la práctica de la ciudadanía", afirman desde la oficina de arquitectura MMBB.
Que 1.257.455 personas usaran los servicios impartidos dentro del edificio durante sus cinco primeros meses de funcionamiento dejó en evidencia cómo se pueden tratar simultáneamente los grandes problemas de las ciudades actuales: la densidad, la sostenibilidad ambiental, material y social, y el rescate y activación de los barrios olvidados. "Creemos que el proceso de transformación y desarrollo de ciudades como São Paulo se realiza adaptándose lentamente a los cambios de costumbres y formas de vida de las sociedades que los construyen", dicen los arquitectos.
El diseño propuesto contribuyó de manera efectiva a mejorar la calidad de vida y readaptó la estructura de un edificio antiguo a un conjunto completamente nuevo de usos y programas específicos. Las ideas básicas que articularon el proyecto consideraron: una gran plaza abierta en la planta baja del edificio pensada como una plaza libre que dialogara con el vecindario; el antiguo estacionamiento subterráneo se transformó en un café y un teatro; se creó un nuevo sistema de circulación vertical compuesto por una secuencia de rampas que conectan los espacios urbanos más amplios de la ciudad con los diversos programas interiores del edificio SESC; se hicieron varios espacios abiertos para que el edificio se comunicara con su entorno y cuenta con una gran plaza en la azotea con solárium y piscina abierta.
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