Acaba de ser nombrada por la revista norteamericana Dwell entre las 10 mejores casas de sistema prefabricado del mundo el 2019. El reconocimiento para el arquitecto Sergio Araneda, fundador de SAA Arquitectura +Territorio, ratifica que el proceso constructivo fue clave para llegar a puerto con la casa Sombreros. "El sistema de prefabricación resolvió en gran medida las distintas problemáticas que se asumen en este territorio remoto, que son la escasez de material, escasa mano de obra, la dificultad de acceso y la ventana climática", afirma el arquitecto.
Para los mandantes del proyecto era un sueño construir en este campo que compraron en las cercanías de Puerto Río Tranquilo, a orillas del lago más grande de la Patagonia, donde acamparon por años. Como conocedores de la zona, la pareja tenía clara la dimensión de dificultad de construir en el lugar. Y si a esa realidad se suma la experiencia de la oficina de arquitectura de más de 10 años trabajando en proyectos al sur de Chile, con experticia en territorios de difícil acceso, resultaba un buen match para aventurarse en el tremendo desafío.
¿Cuál fue el éxito del proceso constructivo?
En esta casa el equipo a cargo de la construcción fueron: el mandante, el arquitecto, un jefe de obras y un encargado como coordinador zonal. Fueron 4 patas de una mesa capaces de coordinar el proyecto materializado en 8 meses.
Una casa allá no permite muchos riesgos. En términos económicos, si te equivocas con una partida, con un timing, los riesgos se pagan muy caro. Es una casa que fue construida en régimen minero 20/10 con maestros que llegan de Santiago a construirla 20 días y luego 10 días de vacaciones, y nosotros como equipo esos 10 días trabajábamos en la planificación para tener todo cuadrado, para cuando llegara nuevamente el equipo en obra. Si llevan a los maestros en un régimen minero y los materiales no están, son perdidas brutales. Y en este caso yo creo que de verdad el trabajo fue francamente minuciosamente calibrado.
¿En qué consistió el sistema de prefabricación?
La casa no es que sea prefabricada, sino que cuenta con un sistema de prefabricación. No es que se haya hecho afuera y se haya montado. Más bien hicimos una casa en que las partidas fueran sistemáticamente armadas para poderlas montar en el lugar, en el menor tiempo posible. Se optó entonces por trabajar con un control de calidad de fábrica, que aminoró sustancialmente partidas en la obra. Partida de soldadores ultracapacitados, que podían irse al terreno y que fueron los que aminoraron más los costos, porque hicieron que la estructura metálica estuviese en 45 días. Trabajar con paneles SIP que resuelven el tema de las instalaciones, de la aislación, de los muros, en un solo material que compacta 3 partidas distintas, para hacer lo más rápido posible el proceso constructivo.
En Aysén cae abril y no suelta el clima hasta septiembre, que era otro factor relevante. Había un factor de escasez de materiales, de muchas dificultades en términos climáticos, con una ventana de tiempo muy corta para poder construir.
¿Cuáles fueron los criterios para enfrentar el emplazamiento de la obra?
Increíblemente la casa está fundada sobre una roca. Esa zona es de piedra caliza, están las catedrales de mármol bastante cerca y como son terrenos de origen glaciar, la capa vegetal es muy chica, entonces muchas de las fundaciones de esta casa se hicieron directamente con un fierro embutido en una roca madre continua.
Por otra parte, uno de los temas sensibles de trabajar en este tipo de entornos es poder entender que aquí la arquitectura debe cautelar los valores propios del lugar. Es supertentador emplazar la obra donde mejor se vea o donde más vista o protagonismo con respecto al paisaje tenga, pero hoy trabajar en estos lugares implica una responsabilidad supergrande. En ese sentido fuimos conscientes. Estudiamos por mucho tiempo el entorno y la estructura ecosistémica del paisaje, para emplazar de manera que no interrumpiera esos valores y que además ese emplazamiento pusiera en disposición de la casa esas mismas condiciones ambientales para algunos principios económicos y de sustentabilidad pasiva, como proponer con el emplazamiento una respuesta al asoleamiento, a las corrientes de viento, a las cargas de nieve, lluvia, sombras de árboles y suelos existentes.
¿Cuál es el sello diferenciador de la arquitectura?
La casa tiene en términos constructivos una cosa que a mí me gusta mucho que es que, si bien tiene esta piel de tejuela de lenga, que es la única partida junto con el interior que recoge un vínculo local, y que fueron precisamente las partidas que se les entregaron a los maestros zonales, el resto de la casa muestra su prefabricación o sistema constructivo liviano. Hay un detalle de las ventanas que me gusta mucho, los corta-aguas, unos marcos de las ventanas de acero que vienen desde el interior de la casa y salen hacia afuera, y son los únicos detalles que atraviesan el muro de tejuela y que de alguna manera muestran que la casa es de acero.
Demoramos tan poco en la obra gruesa que pudimos darles tiempo a las terminaciones, que son lo que muestran la casa por dentro, donde no parece una casa prefabricada, donde el piso es de coigüe tabla por tabla, donde el cielo y los muros son de ciprés tabla por tabla, el exterior es de tejuela donde se calculan más o menos entre 25 y 30 tejuelas por metro cuadrado. Entonces es un trabajo superlento pero que se ganó en los primeros 4 meses de obra gruesa en que se montó la casa, para luego concentrarse en 5 meses de terminaciones. Esa ganada en tiempo en terminaciones es lo que le da la impronta a la casa.
¿Podrías afirmar que es un proyecto pionero?
Pienso que sí. En esta zona la arquitectura está llegando de a poco. Hay obras alrededor de Coyhaique con buen diseño, pero esta casa tenía una dificultad adicional, un nivel de requerimiento que era muy difícil de cumplir con las condiciones de aislamiento que ofrecía el lugar. Por eso surge este equipo de construcción como un proyecto. Además, esta casa se planificó mucho tiempo. Nos demoramos siete meses en diseñarla desde la perspectiva de la construcción o el proceso de montaje como parte del diseño, y después estuvimos casi un año preparando el inicio de obras. Teníamos una gant que íbamos definiendo con el 20/10. En el fondo teníamos un proyecto de construcción y eso fue clave. Aquí el proyecto que no está planificado se cae.
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Ideas que inspiran. Gracias a una cuidada programación esta familia logró tener la casa en la Patagonia que soñaban.
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