Para Hella Jongerius (De Meern, 1963) solo existe un modo de hacer bien las cosas: dedicación y mucha investigación. Esto para el mundo normal, aquel superindustrializado, significa un alto nivel de complejización de los procesos; para el mundo, Jongerius, es simplemente 'the one way'. En la sangre que corre por las venas de las piezas de la holandesa se conforma un ADN siempre modificado. En lo que sea que ella haga, sea el sofá Polder (para Vitra) o la serie de porcelanas para el Museo Het Princessehof (2000), la yuxtaposición entre la investigación tecnológica (pionera en forzar deformaciones en la cerámica aumentando la temperatura de cocción) y el trabajo artesanal, es la base de su autodesafío: la exploración de los materiales. Ella lo ha dicho un sinnúmero de veces, su motivación va mucho más por descubrir y llevar los materiales a sus límites, a nuevos modos, que la creación de nuevas formas. Es el proceso lo que la desvela, el proceso lo que cuestiona y el proceso lo que finalmente identifica su trabajo.
Misfit (Desencajado). Es el nombre del libro que recoge sus últimos trabajos, publicado por Phaidon.
"Yo diseño productos con el correcto equilibrio entre un producto fabricado industrialmente en serie y lo excepcional de lo hecho a mano, con lo que ambos mundos pierden sus limitaciones y aparecen productos con identidad propia".
Los jarrones Soft (arriba a la derecha) son de poliuretano blando y una de sus características -que la propia Jongerius ha destacado- es el modo en que dejan al descubierto la historia de su proceso, sus rasguños, las burbujas y las junturas; como si de moldes se tratara, lo que otros ocultan, ella lo evidencia. Vendrían luego la serie de cerámicas imperfectas para Royal Tichelaar Makkum y los jarrones Jonsberg para Ikea.
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