La helsinki de Alvar Aalto
Hace algunos meses tuvimos la enorme suerte de visitar Helsinki, invitados por Sala Vitra, representante en Chile de Artek y Vitra. Junto a un grupo de arquitectos y diseñadores recorrimos la ciudad donde Alvar Aalto vivió hasta su muerte, en 1976. Conocimos algunas de sus obras emblemáticas, como el Hotel Savoy, y dos construcciones capitales para entender su legado y algo de su fascinante personalidad. Su casa-taller y su estudio.


Finlandia vive estos días una crisis económica; baja en sus exportaciones, recesión, caída sostenida del PIB, desempleo, etc. Sin embargo, Helsinki -su capital- sigue bella, se ve limpia, resplandeciente. Cielo azul y lluvias perfectas, humedad. Probablemente, en el primer día en Helsinki todos los visitantes llegarán a su centro histórico y allí a la catedral evangélica luterana, situada en lo alto de una escalinata de 45 peldaños, el punto desde donde las vistas anticipan que la ciudad es única. La capital finesa está rodeada de fiordos que se divisan momentos antes de aterrizar y que hacen suspirar. El agua y esa capacidad única de renovación que tiene este elemento es quizás lo que le regala parte de su encanto a Helsinki. Verde y azul. En Finlandia, el territorio principalmente cubierto de bosques solo se interrumpe por el agua, por sus más de 150 mil lagos. Este es el marco en el que Finlandia vio crecer y desarrollar una trayectoria única e inolvidable para la arquitectura y el diseño, la vida y el trabajo de Alvar Aalto.

Aalto nació en Kuortane en 1898 y falleció en Helsinki en 1976, ciudad donde vivió prácticamente toda su vida. Es por ello que en ella también se guardan sus más secretas y reconocidas obras, por ejemplo, el Hotel Savoy y discretas manillas de varios edificios emblemáticos en el centro de la ciudad.
En 1933, Alvar Aalto se estableció en Helsinki junto a su primera mujer, Aino Marsio, con quien desarrollaría proyectos tan relevantes como la Villa Mairea y el sanatorio Paimio. Pero, además, junto a ella, Maire Gullichsen y Nils-Gustav Hahl, fundó en la misma ciudad la fábrica de muebles y luminarias Artek, en 1935.
Los Aalto tuvieron una visión única de la arquitectura moderna, humanizándola y conservando la implícita unión de la mirada nórdica entre la vida, los espacios para habitar y los objetos que rodean al ser humano. Es esto lo que en gran medida se refleja a la perfección en su primera casa-estudio en el barrio de Riihitie, en Helsinki. El arquitecto desarrolló punto por punto en este proyecto los pilares de su arquitectura, adelantándose dos años a lo que sería más tarde una de sus obras maestras: Villa Mairea.

Conseguir las mejores condiciones de habitabilidad fue uno de los fines del proyecto de la calle Riihitie, la primera construcción que Aalto realizó en Helsinki y que hoy es un museo administrado por la Fundación Aalto.
Modesta en dimensiones y materiales, reúne de modo magistral la vida y el trabajo, conectando espacios en su interior a través de soluciones muy simples. Aalto comparaba su casa-estudio con una vieja granja finlandesa, de cuya tradición trajo la simplificación máxima de los materiales y los acabados.
Pondría especial cuidado en las orientaciones para los diferentes espacios y sus usos respecto del sol, la calle y el jardín en pendiente: “Queríamos hacer el mejor uso de la iluminación natural dentro de la casa, la orientación de las terrazas y las diferentes salas, los refugios contra el viento y así sucesivamente, debido a nuestro clima (...)”. Los muros del lado de oficinas es de ladrillo pintado de blanco, mientras que el resto de la casa (que mira al jardín) fue revestida con listones de madera.

El edificio se divide en casa y estudio, y también en niveles. En la planta baja se ubicó el acceso a la casa por medio de una escalera de piedra que lleva a la parte central. Una vez dentro se puede acceder al vestíbulo, desde donde, a su vez, se llega al living y al segundo piso, pero también a la oficina. El estudio se encuentra elevado aprox. 0,50 m del resto de la casa, por lo que existe una clara separación. En el área de trabajo hay una doble altura que genera un gran ventanal y con ello se asegura la luz natural, además de vistas al jardín.
Existe un uso abundante de la madera como material de acabado, así como decorativo y usado también en la fabricación de muros y revestimientos de paredes en distintas modalidades. Y para el gozo de los visitantes, mucho de lo que allí se ve hoy ha permanecido intacto por años, como el piano del living, la mesa de comedor con las sillas que el matrimonio trajo de su luna de miel de Italia, las esterillas tipo japonesas que usaron a modo de cortinas..., sofás y muebles diseñados por la pareja, que más tarde se convertirían en iconos de la historia moderna.
Debido a que a fines de los años 40 el estudio Aalto tenía más empleados, el arquitecto decidió emprender la construcción de un nuevo centro de operaciones. En 1940, Aino Marsio falleció y en 1952 Alvar Aalto contrajo matrimonio con la también arquitecta Elsa Kaisa Mäkiniemi, y en 1955 inició la construcción del nuevo edifico que hoy alberga a la Fundación Aalto (que también puede visitarse como museo). Ubicado en el número 20 de la calle Tiilimäki, es parada obligada del peregrino devoto del arquitecto.
Varias son las condiciones y características que hacen de este lugar un espacio único, fascinante. Un edifico semicircular en tabiquería de concreto pintado de blanco, en una de sus fachadas esconde al lado contrario o dentro sí mismo un anfiteatro que es, a la vez, el jardín de la propiedad. Ideado para que quienes trabajasen allí pudieran sentarse en los escalones de pizarra a escuchar conferencias o ver presentaciones de diapositivas proyectadas sobre la pared blanca.
El espacio principal en el edificio es precisamente un salón curvo, que mira al anfiteatro exterior. Listones horizontales fijos a los altos muros sirven como galería para exhibir dibujos de los proyectos. La pared posterior está cubierta con plantas trepadoras que llegan hasta las ventanas, y en su interior, prototipos de accesorios de iluminación diseñados por Aalto cuelgan delante de la pared, lugar donde el arquitecto normalmente exhibía sus modelos. La luz, altura y dimensiones eran las condiciones perfectas para probar la escala de los diversos diseños.
En la planta superior hay una oficina sobre la base de una planta estrecha, maravillosamente bañada de luz natural gracias a una serie de ventanas horizontales y altas.
Alvar Aalto usó su escritorio ubicado en el segundo nivel hasta su muerte, en 1976.d
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