La otra cara de la cerveza
No sólo para la sed es la mejor opción, el exitoso desarrollo que ha tenido la producción de nuevas cervezas, sobre todo artesanales, logró que esta bebida compita hoy en la mesa hasta con los mejores vinos.


La correcta combinación de agua, alcohol, lúpulo y levadura es la responsable de uno de los más populares brebajes de la historia. La cerveza, originaria de Alemania, país que logró abrirla al mundo, hoy se muestra desde otra mirada, una más sofisticada que la sitúa también en mesas de mantel largo. Ya que la gran calidad de cervezas que actualmente se producen, sobre todo las de preparaciones artesanales, las hace competir hoy incluso con los vinos.
La diferencia de sus sabores va a depender del modo en que se mezclan los ingredientes. Se puede agregar más o menos malta, un tratamiento
diferenciado de agua, pero es la levadura y su modo de fermentación la que la clasifica en dos grandes grupos: las Ale y las Lager.
Las Ale son cervezas de fermentación alta y suelen ser más frutadas y complejas que las Lager, que se caracterizan por fermentar en condiciones más lentas y tienen un sabor más acentuado. Entre las famosas están la Pilsen, Lager Americana y Bock, mientras que en las Ale las más pedidas son Pale Ale, Bitter, Porter y Stout. Esta última, negra e intensa y a veces con un grado alcohólico demás (7,5º a 10,8º) le está haciendo fuerte competencia al vino a la hora de acompañar carnes como el cordero o las bien condimentadas con hierbas aromáticas. “La Stout es seca y armoniza perfecto con las carnes a la parrilla por la potencia de su amargor y el largo final de la boca. Es el cabernet de las cervezas”, puntualiza el destacado sommelier Mario Ávila, profesor de la Escuela de los Sentidos.
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