La idea que tiene Benjamín al editar y compartir los procesos creativos con historiadores, curadores y escritores que participan en cada una de sus publicaciones es amplificar su trabajo desde distintas perspectivas, y cada publicación la siente como parte de la producción de su obra, donde una cosa va con la otra. “Siempre he creído que hay una cocina en cuanto a ideas y procesos que van quedando al costado de la obra y que no necesariamente aparecen en las exposiciones. Incluso hay procesos en los proyectos que no tienen la factibilidad de ser exhibidos en una sala. La dimensión de un artista y de su obra, culturalmente, se entiende para que funcione en un determinado espacio de exhibición o del espacio público, pero hay otros proyectos de investigación que tienen que ver con el trabajo artístico y que muchas veces quedan archivados”, explica.

Cuando publicó “Libro Temprano”, su primer libro, vio la posibilidad de que esas investigaciones pudiesen aparecer, “y las publicaciones y los libros, así como las películas y la música, son otra plataforma, otra manera de mostrar el trabajo. Además es un archivo a la vez y tiene la capacidad de congregar a otras personas y otras disciplinas”, cuenta.

En cada uno de estos libros hay personas que escriben textos, muchos de ellos han estado flotando alrededor del trabajo de Ossa. Algunos son historiadores, otros curadores o profesores que comparten la amistad y el profesionalismo con Benjamín, a la vez que someten su trabajo a diferentes lecturas. “De esta manera se abren puertas que van gatillando nuevos proyectos y nuevas cosas”, aclara.

El libro da cuenta de una cierta versatilidad de soporte, formatos y tipos de investigación. Es un libro que tiene desde dibujos, instalaciones a gran escala, obra pública, experimentos, además de mostrar el libro objeto que hice, una bienal y cómo experimento con el espacio. También está mi relación con la ciudad y algunos chistes. Es una visión superamplia del espectro de mi trabajo.

Benjamín Ossa

El estar publicando constantemente es una autodeterminación y ya en el “Libro Primero” fue coeditor con Jorge Losse, de Ediciones Daga. Sebastián Rodríguez ha diseñado los tres libros. “Con el “Libro Primero” aprendí mucho de imprenta, porque fui yo el que llevó el libro, ya que todos los de Daga (Sebastián Rodríguez, Jorge Losse y Alejandro Matamala) estaban viviendo fuera de Chile. La parte más estética y artística de los libros se juega en la imprenta, y al poder estar en Gráfica LOM, que es una imprenta pequeña, pude ver todo lo que era imagen, el papel, las costuras de lomo y los colores. Fueron muchas pruebas y texturas. Fue meterse en todo un mundo que disfruto mucho”, nos cuenta.

“Libro Segundo” tiene un solo texto del investigador y curador de arte contemporáneo Matías Allende con tres anexos: el del editor Pedro Donoso, quien escribe sobre el arte público realizado por Ossa; luego el del curador chileno Rodolfo Andaur, que habla de la exposición que realizó Ossa en Galería Aldo de Sousa, en Buenos Aires el 2016. Y por último el de Loliett M. Delachaux, quien habla de la participación de Benjamín en la Bienal de La Habana. “Matías me hizo una propuesta de que los textos abordaran mi trabajo desde una esfera distinta. Que no fuera en un orden cronológico ni tampoco por agrupación de obra de acuerdo a una determinada investigación, sino que lo planteó en cuatro inviernos y tres veranos, dislocando dónde se estaba exhibiendo la obra y dónde se había pensado la misma”, explica.

Este libro, a diferencia de los otros, tiene bastantes exposiciones realizadas fuera de Chile que muestran la evolución propia del trabajo de Ossa. Hay cosas hechas en Buenos Aires, París, Panamá y Cuba, hay arte público que no había sido publicado antes. Quien lo tenga en sus manos podrá ver los diferentes ritmos; hay momentos de mayor relajo o de intensidad, hay tiempos y pausas. “Si hay algo que creo que he logrado con este libro es que cada vuelta de página es un giro, y se produce un descanso y hay diferentes ritmos. No es una edición monótona ni pesada, donde el mismo patrón se establece en cada capítulo. Esta es una idea fenomenológica de cómo te enfrentas al objeto visto desde la lectura. Es la misma forma en la que yo concibo los trabajos que hago. Mis dibujos o instalaciones requieren de un espectador involucrado, y en este caso también de un lector involucrado. Es un libro que lo puedes hojear en dos minutos o le puedes dedicar el tiempo para leerlo. Puedes ir atrás y adelante, y siempre va a tener algo nuevo, tanto por el contenido como por el uso de papeles y tintas”, cuenta.

Benjamin Ossa, artista. Foto: Alejandra González Guillén

Benjamín fue el editor de su propio libro que nace de su pequeña editorial llamada Poiesis. “Los libros funcionan desde otra lógica, estos se guardan y pueden estar cerrados años y cuando alguien los vuelve abrir se vuelve a resignificar todo lo que está dentro”, dice. La primera vez que lo tuvo en sus manos experimentó una sensación de ajeno. “También me pasa con mis trabajos. Uno está tan metido en el día a día del libro que uno no termina de dimensionar. Tiendo a tomar decisiones que van en contra de la lógica establecida. Lo hago para salirme de la estructura; es una forma de presionarme y tener un grado de desconexión con lo que estoy haciendo para poder tener un ojo imparcial cuando lo reviso, porque si no es muy autocomplaciente todo el tiempo, dejas de ser crítico con lo que estás haciendo. La idea es que cuando te enfrentes al resultado final no exista el pudor. Es una manera de no sentirlo tan tuyo”, explica.

Lo más genial de todo es que a Benjamín nunca le ha interesado vender sus libros, nunca lo ha hecho como negocio. “Me interesa hacerlo porque los libros viajan”, cuenta. Su editorial tiene un sistema de financiamiento basado en una presentación que envía a un número determinado de personas para que ellas compren un ticket y con esa venta de tickets recauda el dinero para hacer el libro. “A estas personas les hago un agradecimiento público en el libro y, al pagarme el ticket, reciben una obra única mía, un póster del proyecto y 10 libros. Si son 38 ticket los que vendo son 380 libros los que circulan de manera gratuita y random. Así llego a personas que no tendría cómo llegar y a partes insospechadas y no solo personas ligadas al arte. Te enfrentas a una audiencia que no tiene vicios o lecturas interesadas. Eso gatilla y despierta ciertas formas de entender lo que estás viendo”, cuenta.

Me gusta reforzar la idea de que detrás de estas publicaciones está el artista que está hablando de su trabajo; no es una editorial que está formateando la obra del artista.

Benjamín Ossa

Si tomamos la curiosidad de Ossa reflejada en toda su obra y publicaciones vemos que hay una estructura de trabajo que apunta a una misma sintonía. ¿Cuál es el objeto observado? Y eso abre distintas puertas.

El libro termina con una foto de sus hijos donde se puede ver lo que está leyendo Pascual, un libro que se llama “Inside outside upside down”, que les enseña a los niños a entender lo que es estar adentro, afuera, arriba y debajo con una caja. “Esto finalmente es la relación que tienes con la obra y con el espacio, es el cómo tú te desenvuelves”, concluye el artista.

Galería Artespacio, Alonso de Córdova 2600, Vitacura. @benjaminossa