En un terreno abandonado dentro de un proyecto de vivienda social modernista construida a fines de los 70 en Palermo (Italia), Coloco propuso un nuevo jardín en colaboración con una red de residentes y asociaciones. Siendo parte de otra bienal cuyo tema era “Jardín planetario, cultivando la convivencia”, el jardín es un intento de establecer un proyecto colectivo a largo plazo capaz de fomentar un nuevo sentido de propiedad de los espacios abiertos.

A varios metros del precioso jardín de la Recoleta Dominica y sus arbustos meticulosamente modelados, en un terreno mucho más soleado y árido crecen sin ayuda ni cuidados helianthus de China, junto a avenas y malvas europeas y norafricanas entorno a una higuera del Mediterráneo. Bajo su sombra el paisajista Miguel Georgieff habla de las relaciones y los equilibrios entre ellas. Él es la persona para preguntar ¿quién determinó que estas plantas tienen menos valor que las del jardín, que son malezas? La respuesta no está en la biología sino en la cultura, en una serie de conceptos que se volvieron imposiciones a través de los siglos, que hoy frente a problemas como la escasez hídrica y de áreas verdes vale la pena revisar.

Como paisajista y parte del grupo Coloco, lleva 20 años promoviendo una nueva relación con las dinámicas ecológicas que surgen en espacios de naturaleza espontánea; una de mayor apreciación y entendimiento que permita crear nuevas situaciones escenográficas para parques y jardines, sin imponer formas que posteriormente demandan enormes gastos de recursos y trabajo. Todas estas son ideas que Miguel recibe directamente del trabajo con el paisajista, artista y escritor francés Gilles Clément, quien ha tenido una gran influencia en la visión de la naturaleza desde los años 80, cuando cuestiona la idea de dominarla y propone trabajar con ella a partir de ella, buscando maneras de integrarse al ecosistema y no ponerse por encima.

"La naturaleza no es mala, entonces no sigamos hablando de maleza. No es sucia, así que dejemos de decir que limpiamos el jardín. Reconsideremos nuestra relación con las plantas y los seres vivos, así como con toda la humanidad como responsable frente a una urgencia ecológica y climática que ya no se puede ignorar. Debemos redefinir nuestro papel como dominadores y depredadores de la naturaleza, inventar estéticas nuevas porque obviamente el jardín o el parque inglés, la referencia que todos tenemos, algo verde, con pasto, bien regado y con plantas exóticas, es un modelo europeo y colonial de la naturaleza doméstica que es cada vez más difícil de mantener", explica Miguel. Siendo uno de los países más reconocidos por su biodiversidad, donde la naturaleza original se manifiesta con más fuerza, y, por otro lado, con extensas zonas explotadas y degradadas por monocultivos, en Chile esos cambios de visión son para Miguel urgentes y en todas las escalas.

Acción

Coloco es un colectivo profesional que se transformó en estudio de paisajismo, que entre sus funciones ha asumido la de organizar obras participativas y que actúa en varias escalas de intervención. "Combinamos planificación territorial urbana, documentos normativos, donde integramos a la naturaleza en general; cosa que es muy importante en la ciudades en desarrollo con las perspectivas de evolución demográfica que vemos. Luego realizamos acciones concretas de proyectos a escala 1:1 y de diseño, tratamos de construir situaciones de encuentro más felices entre el hombre y su ambiente, integrando el trabajo participativo con vecinos, con niños; los ayudamos a activar espacios abandonados y a convertirlos en jardines, en lugares que puedan empezar a cuidar, representando el cuidado que deberíamos tener a escala planetaria".

No se trata de un conflicto entre un modelo de parque contra otro; son visiones que se pueden combinar. "Sin embargo, los recursos de agua se están limitando de formas dramáticas. Ya no es una cosa solo cultural sino evolutiva: seguir regando parques de esta manera no es posible. No nos queda otra solución que empezar a apreciar otros tonos, otros colores y otras texturas. Así como tampoco nos queda más que comer lo que se da acá. Existen ejemplos de paisajes de invierno, paisajes de sequía, hay bastantes experiencias en lugares como Grecia, Italia, California. Se trata de responder a la necesidad de ocio y belleza del ser humano pero con otros códigos que hay que crear".

A Miguel le gusta decir que conocer una planta es hacer un nuevo amigo. Alrededor de la higuera y los amigos que viven con y gracias a ella en la Recoleta Dominica, Miguel hace ver que el cuadro fotográfico, el ideal, limita a la naturaleza: "Hay que relacionarse con las plantas con otros sentidos más que la vista, quererlas más allá del cuadro plástico que nos ofrecen".

La persistencia de la naturaleza queda demostrada en cada brote que surge en la más mínima fisura del asfalto, y es tan fuerte que podría terminar rompiéndolo. ¿Por qué no aprovecharla en lugar de combatirla? “Lo que es absolutamente obvio es que necesitamos adoptar esa forma de ver y apreciar vida en vez de combatirla, manejarla y destruirla imponiendo nuestra visión. Llevamos más de 2 mil años en ese sistema, será difícil cambiar, pero no nos queda otra alternativa que salir de eso. Es la angustia o la felicidad; eso pasa por compartir con otros humanos. Nosotros valoramos mucho el encuentro en las obras. Hacer un jardín no puede terminar de otra manera que con una fiesta con niños, con música, con cosas que reúnen”. www.coloco.org / @ateliercoloco

El tema de la Bienal de Artes Mediales este año era el Tercer Paisaje: el mundo del arte interpretando las ideas de Gilles Clément sobre un mundo donde la naturaleza surge libre, espontánea y fuera de control. Como alumno suyo y luego como colega y colaborador en la Escuela de Versalles, Miguel Georgieff es autoridad en su obra. "Él pensó y escribió. Nosotros (Coloco) tratamos de materializar esas ideas  a escala 1:1", dice Miguel. Algunas de las actividades de la 14 Bienal de Artes Mediales siguen en curso.

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bienaldeartesmediales.cl / @bienalartesmediales