En los tiempos de la Prehistoria el hombre se ocupaba de subsistir. Obtener comida y atacar el frío, lo esencial. No vamos a hacer el ejercicio de comparar lo que sucedía en esos tiempos con lo que pasa en nuestro mundo posmodermo, pero creemos que el ser humano sí ha comenzado a comprender que resulta un sabio alivio volver a preocuparse de construir casas con los materiales que se tengan más a la mano, de no gastar tanto dinero sin razón y de ser creativo más que malgastar recursos al momento de decidir cómo vamos a vivir. Y el decorador y ceramista Fernando Casas (54) es un pionero en esta forma de pensar. Hace más de 20 años que vive –se fue un tiempo y luego volvió– en esta casita acogedora, bella, expansiva, tremenda. Está en Pirque, en una parcela abundante en vegetación, casi salvaje.
Construida con materiales nobles y honestos desde su concepción –se usó adobe para la estructura interior, un poco de cemento y madera para el piso–, es un hogar muy básico espacialmente, solo tiene lo necesario para vivir: un living comedor, una cocina abierta y un dormitorio con un baño. ¡Voilá!
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Segunda lectura
Sí, es una casa supersencilla, pero también tiene su coquetería. Fernando ha pensado cada detalle, con su buen gusto y conservando siempre la calidad e historia de las cosas, de los materiales; desde un mueble con impronta de siglos pasados hasta la belleza de la ñocha y el boqui del sur de Chile. Los muros se dejaron blancos y sobre estos, obras de arte antiguas heredadas, como una del pintor nacional Ulloa Burgos; pequeñas colecciones, de candelabros, de tacitas. Un gran mueble, si nos movemos al fondo, sacado de una antigua pulpería del centro de Santiago, donde se guardan las ollas y todas aquellas cosas que no se quieren exhibir. "Me crié con la revista Coté Ouest y cuando hicimos esta casa –la hizo con una expareja– nuestra inspiración fue supermediterránea, de las islas griegas, todo medio en obra, sin terminar", explica Fernando.
Su tienda
Fernando es multifacético. Estudió cerámica en Barcelona, hace talleres de raku y tiene una pequeña empresa de decoración y diseño que se llama Casa Miró junto con Ricardo Jiménez, hace más de 20 años. "Hacemos mobiliario de todo tipo a partir de piezas que reciclamos. Todo es único y hecho a mano. Rescatamos portones, cercos antiguos, usamos alerce, mañío, maderas nativas. Usamos también cuero, gamuza, tenemos una colección de cosas hechas con oveja, bajadas de cama… son objetos bien acogedores que resultan más interesantes para segundas viviendas", destaca.
Alonso de Monroy 2828. Previa cita a Tel. 977126627