Un lugar sobrio y elegante, donde predominan los colores neutros y materiales nobles, conformado por espacios funcionales colmados de luz natural, captada a través de múltiples y grandes ventanales con vistas al exclusivo sector Puerto Madero, en la ciudad de Buenos Aires, fue el resultado de la renovación de este dúplex de 300 metros cuadrados.

Se llevó a cabo un proyecto de renovación con una mínima intervención en cuanto a modificaciones de estructuras y servicios, pero de máxima en cuanto al equipamiento y diseño, trabajo que estuvo a cargo de la arquitecta Adriana Grin y su equipo de colaboradoras: las arquitectas Gabriela Ponce y Fernanda Elaskar y la diseñadora Silvana D'Aquila.

La propuesta surgió de la premisa de que los dueños de casa querían algo elegante donde poder hacer eventos sociales y reuniones de negocios, pero a la vez cálido y adecuado a la vida cotidiana de una familia joven y sencilla compuesta por una pareja y dos niños, comenta la arquitecta.

Para esto se decidió realzar y acompañar la forma circular de los ambientes, priorizando las vistas, mediante un equipamiento confortable y moderno, otorgando a los espacios la expresión limpio y elegante hasta el último detalle. Se incorporaron instalaciones en madera, como un recurso para otorgar calidez a los espacios, comentó Grin.

En lo que respecta al trabajo bruto, "se realizó un trabajo de pintura y pulido e hidrolaqueado en los pisos, logrando una terminación delicada y elegante, y se reemplazó la alfombra tipo moquette en el dormitorio. Además se renovó el sistema eléctrico y se propuso un nuevo proyecto lumínico que aportara mayor calidez a los espacios", detallan desde el estudio Grin.

Se eligió una paleta de colores neutros basada en los grises, acompañados por tonos tierra, una gama considerada acogedora a la vez que elegante por las expertas.

Pensando en las necesidades de uso del lugar, se diseñó un espacio muy masculino para reuniones de trabajo, donde se pudiese fumar habanos, uno de los placeres del dueño de casa. Además se montó un bar con un mueble tipo barra de madera, con luz y banquetas tapizadas pana gris, diseño de Adriana Grin.

En el living se dispuso un sofá esquinero de generosas proporciones tapizado en pana color gris, mesas bajas con cubierta de madera y mármol arabescato, muebles para televisor, libros y revestimiento en laca y madera, apostando por un ambiente limpio y amplio donde menos es más, dejando atrás los excesos y la ostentación.

Respecto al mobiliario, se optó por equipamientos de diseñadores y marcas de vanguardia, como lo son Urquiola, Navone, Citterio B&B, Poliform y Molteni, además se incorporaron guiños a los años 50 y 60.

Una renovación moderna, elegante pero sencilla, que apuesta por el concepto de menos es más y deja atrás las ostentaciones y lujos que se pueden encontrar en uno de los barrios más modernos y caros de Buenos Aires, el cual es habitado principalmente por políticos, empresarios y gente con mucho poder económico.

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