1. ¿Cómo surge este laboratorio de biomateriales?
Somos personas supercuriosas, y si bien teníamos un interés común por la biodiversidad local, los oficios y la cocina, no fue sino hasta que María José y Alejandro compartieron su interés y experiencia con los fermentos que nació la idea de encontrar nuevas posibilidades de diseño a partir del cultivo de organismos biológicos. Este laboratorio no habría sido posible sin una hermosa red de personas provenientes de distintas áreas y disciplinas, con quienes hemos compartido experiencias y conocimientos en Chile y en Latinoamérica.
2. ¿Por qué te fuiste a Valdivia y cómo aporta en tu trabajo?
Fue un impulso por volver a un territorio que, en mi infancia, me formó en muchos aspectos que logro reconocer en mi trabajo en la actualidad. Cuando chica pasaba los veranos pegada a mi abuelo en el Sur. Él es biólogo, me enseñó a observar y a reconocer especies de muy pequeña y fue él quien me presentó la kombucha, fermento del té con el cual terminaríamos trabajando desde otra perspectiva en el laboratorio.
3. ¿Qué distingue el trabajo del LABVA?
Queremos conformar una cultura que promueva la autonomía, soberanía y circularidad biomaterial desde el entendimiento de la diversidad y la abundancia asociada a un territorio. Esto lo vemos como un ejercicio micropolítico, donde el fin no es llegar a un objeto/producto final desde nuestras exploraciones materiales, sino que generar un nicho que sea capaz de cuestionar los modelos de producción material y la construcción de nuestro entorno.
4. ¿Cómo ha sido llevar el laboratorio a la gente?
Disfruto mucho cuando la gente se enfrenta por primera vez a nuestras exploraciones materiales y se dan cuenta de que conviven a diario con la materia prima que utilizamos. Creo que en ese sentido hemos logrado bajar la idea de un laboratorio como un espacio inalcanzable a una experiencia más cercana donde incluso la cocina de tu casa tiene potencial para la biofabricación.
5. ¿Cómo será la revolución de los biomateriales?
Cooperativa, distribuida, heterogénea, diversa y empoderada. Será una relación simbiótica con el entorno que habitamos. Existirán diversas paletas biomateriales características de sus lugares de origen, en constante diálogo con el territorio y sus comunidades.
6. ¿Cuál es para ti la clave en la resolución de la emergencia ambiental?
Creo que es fundamental el trabajo colectivo para que exista un flujo de contenidos artísticos/científicos desde y hacia la comunidad. La educación y el empoderamiento ciudadano son la clave en la resolución de la emergencia ambiental
7. Explícanos sus líneas de trabajo.
Creamos materiales en base a dos procesos: Materiales de origen biológico, que se forman desde el crecimiento de organismos. Materiales bioorgánicos / bioaglomerados, donde utilizamos polímeros artesanales (extraídos por nosotros de manera no intensiva) para la aglomeración de otras materias primas abundantes como desechos agroindustriales o domiciliarios.
8. Explícanos esta postura de no tratar de igualar el plástico.
El plástico ha homogeneizado las materialidades a tal punto que hemos perdido historia y conocimiento ancestral del trabajo de otras materialidades derivadas del territorio. Nuestro actual problema medioambiental no es culpa de un material en específico sino más bien de la cultura desechable que fue asociada a este material, desvinculando el costo social y medioambiental infinito que presenta comparado con su costo real de venta. Cualquier biomaterial que busque insertarse en la dinámica de reemplazar el plástico sin cuestionar la cultura desechable va a terminar generando un nuevo problema medioambiental, llámese monocultivos, competencia alimentaria, extractivismo, etc. Es por esto que en vez de promover que un solo material sirva para todo, proponemos generar una diversidad de materiales que solucione diferentes ámbitos a una escala local y distribuida en el territorio.