María José Buttazzoni
Junto a su marido destilador, Nicholas Deeg, nos ofrecen un gin que no solo se elabora en Chile sino que busca saber a nuestro país.
1. ¿Cómo llegan a crear un gin en Chile?
Con mi marido, Nick, nos vinimos de Nueva York a Chile hace casi 8 años. Yo formé un jardín infantil (Ombú), pero en Chile la industria para la que él se preparó era chica (director de fotografía) y costaba mucho entrar. Viendo que en Chile tomábamos mucha piscola, primero pensamos en un vodka, evolucionamos al gin porque agregándole distintos botánicos puedes dar la identidad del lugar en que se produce. En sabor y etiqueta Proa intenta representar a Chile.
2. Tu background estaba en la educación preescolar.
Yo soy educadora de párvulos, una pega que amo. Además soy coautora con la Sol Fliman del restaurante Quínoa y del libro "Niños a Comer", que nos llena de orgullo. Pero además tengo alma de emprendedora y amo las ideas buenas, que se concreten y que aparezcan productos.
3. ¿Qué distingue a Proa? Háblanos de su elaboración.
Primero, sus botánicos, que son endémicos de Chile, de norte a sur. Usa rosa del año, rica-rica, quillay, cochayuyo, calafate, maqui, canelo y está destilado en alambique de cobre. Un destilado tiene tres partes: cabeza, corazón y cola. La cabeza se descarta siempre porque es tóxica; se usan generalmente el corazón y la cola. La cola contiene los aceites que se asocian con la 'mala caña'. Un destilado premium como Proa usa solo el corazón. Se decía que el gin dejaba ciego, y puede haber ocurrido, pero no era solo el gin, eran todos los alcoholes que la gente destilaba en su propias casas en la época de la prohibición. Tomando la parte tóxica, quedar ciegos era a lo menos que se arriesgaban.
4. Además de emprendimiento familiar es artesanal.
Todo el proceso es 'handcrafted'. Desde la receta hasta la construcción de la destilería. Se encorcha, se etiqueta y se escribe el número de botella a mano. Cuando recién partimos participaba toda la familia, teníamos a los niños armando cajas, a otros secando botellas. Fue muy divertido.
5. Explícanos cómo es mejor tomarlo.
Una de las cosas que hemos aprendido de este mundo es el 'best served': cada producto recomienda a restaurantes y bares cómo debe ser servido. A nosotros nos fascina un gin and tonic con una tónica de las nuevas y con pomelo. Cada especia que le pones levanta un sabor u otro. Nosotros creemos que el zeste de pomelo le queda mejor.
6. ¿Por qué empezaron a aparecer ahora los gins en Chile?
Siempre vamos un pelito más atrás en tendencias. El gin lleva tiempo pegando fuerte en el resto del mundo; en España o Australia hay bares dedicados exclusivamente al gin, con cientos de marcas de distintos países. Por fin llegó acá y creo que muchos estábamos un poco aburridos de tomar solo piscola; cada vez tenemos más conciencia de lo que pasa con las bebidas azucaradas y además va evolucionando el paladar. Van creciendo las ganas de probar distintas cosas, y el gin es un destilado muy versátil. En la página de Proa hay recetas como gin sour, otro con espumante y una sangría.
7. ¿En qué parte del camino se sienten hoy?
Esto ha sido llevado como un emprendimiento superartesanal. Somos una destilería chiquitita. Nos convertimos en productora de gin por saber tomarlo. No teníamos nada que ver con el mundo de los alcoholes o la gastronomía. Hemos ido aprendiendo todo a pulso y hemos cometido errores. Hay marcas muy potentes que pasan mucha plata a los restaurantes para que decoren, entonces es difícil entrar. Durante todo el tiempo de la elaboración de la receta fuimos haciendo degustaciones a ciegas con distintos grupos de amigos. Así fue como la perfeccionamos. @gin.proa
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