Full Diseño N°17, 28 de abril 2017
Las fiestas no paran. Se podría decir que casi todas las semanas hay una celebración en algún lugar del país. Y estas no solo incluyen las religiosas, sino también a las populares. Solo por nombrar algunas de las celebraciones tradicionales del norte de Chile, se encuentran La Tirana, la Candelaria de Copiapó, la Virgen de las Peñas, la Virgen de Andacollo y La Pampilla. Festividades a todo color que suelen contrastar con la aridez del entorno donde se desarrollan y que entregan alegría y emoción a sus habitantes.
"Yo he registrado un calendario con más de 400 fiestas a lo largo de Chile. ¡Claro que somos fiesteros! Lo que pasa es que en la Gran Ciudad uno se pierde la fiesta. Creo que la vida humana resulta en las polis, pero no en la megápolis... entonces uno en Santiago se queda fuera de muchas cosas. Celebrar tiene que ver con uno de los aspectos más profundos de lo que significa ser persona", afirma la autora del libro.
"La fiesta del Día de Todos los Santos, el 1 de noviembre, es muy linda. Es bonito que se celebre con 'una alegría callada' la esperanza de la vida eterna. Las familias acogen a toda la comunidad para compartir aquellas cosas que al difunto le gustaba comer en vida, entonces preparan unas mesas repletas de frutas, panes con formas de animales y escaleras que llegan al cielo, galletas, dulces, en fin, es una fiesta muy colorida, de abundancia, gratuidad y don, así como es la fiesta. También están la Guadalupe de Ayquina y la Virgen de las Peñas en Arica... ¡Hay tanta fiesta linda!", exclama la periodista.
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