Barcelona, a pesar de Gaudí, también es una playa. Y eso no se les olvida a Jaques y Hannes, una pareja que vive en la Urban Beach House, un piso de tan solo 48 m² ubicado en el corazón de La Barceloneta, un antiguo barrio de pescadores. Mirar el mar y sentirse de algún modo como 'no locales' fue el sueño de esta divertida pareja al planear dónde pasar los meses estivales, y la dupla supercreativa Egue y Seta hizo ese sueño realidad.
Aunque chiquito, este piso se abre de pies a cabeza cuando lo habitan solo dos durante la temporada de verano –bueno, y tal vez unas cuantas personas más, cuando hablamos de los invitados–. Comenzaron por reformar todo el departamento, abrir los espacios, derribar muros y reformar la cocina, el pasillo y los dormitorios. Se consiguieron, al final, tres espacios segregados pero visualmente conectados.
Los techos se desvistieron para la ocasión y muestran su rayado de vigas y la bovedilla catalana de bloque de arcilla tradicional. Bajo este se dispusieron por toda la casa las instalaciones necesarias que permiten bañar de luz las paredes del techo visto original, descolgar lámparas decorativas que coronan, por ejemplo, el comedor, y así garantizar una temperatura del aire agradable a lo largo del año en todas las áreas de la casa, y extraer los olores residuales después de una comida preparada en la cocina, con sobremesa, copas y amigos hechos en primera línea de mar. "A través de foseados queríamos darle una nueva textura al ladrillo a la vista de este espacio, creando un claro oscuro de presencia más teatral; además convertimos el volumen central en una gran caja de luz, mostrándolo como el gran protagonista, encargado de crear particiones que a la vez permitieran la continuidad de las líneas. De la misma manera que buscamos la continuidad de los materiales, lo queríamos hacer a través de la luz", dicen desde el estudio. La temática marina de la que son objeto algunos departamentos de playa y tantas casas del antiguo barrio La Barceloneta queda aquí reducida, aunque tremendamente presente a través de una tonalidad azul verdosa que tiñe varias paredes.
Luego terminan: "Los pavimentos de suelo hidráulico (baldosas) y parqué de madera de roble parecen burlarse de la frontera entre el espacio público y privado, fluyendo libres por debajo del armario y su partición. Esta continuidad fue una de las premisas fundamentales de este proyecto. ¿Por qué el hidráulico? Porque al igual que la bovedilla catalana, son un elemento fundamental de la arquitectura vernácula catalana, ambos son piezas que se repiten en la ciudad provenientes de una tradición modernista". egueyseta.com
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Ideas que inspiran. Una cocina que aunque no es inmensa es abierta y bien iluminada. Con ese azul que invita a vivir el mar de La Barceloneta.
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