Full Diseño N°19, 25 de agosto 2017

En Chile solo había pasado algo parecido alrededor del año 1906, cuando 'una muestra' de nuestro país zarpó a la Expo Universal de París. En ese momento, tal como ocurre actualmente con el pabellón de Chile para la Expo Milán 2015, se desarmó el pabellón y se trajo de nuevo a casa. Ese lindo y primer momento se tradujo en el Museo Artequín, ubicado al costado del Parque Quinta Normal, en Santiago.

De esa primera vez, años atrás, hoy celebramos la segunda. El pabellón de Chile para la Expo Milán 2015, cuyo lema era "Alimentar el planeta, energía para la vida", volvió también a casa, esta vez para aterrizar en la ciudad de Temuco, en la Región de La Araucanía.

Una construcción de madera –de pino radiata–, con vigas laminadas, totalmente armable y desarmable, hizo que el pabellón ganara la medalla de plata por la sustentabilidad, por su concepción móvil, por haber utilizado materiales como la madera y haber construido todo un sistema de climatización de bajo consumo energético. "La idea era transmitir que todo el mundo pudiera conocer Chile; por lo tanto, todo el contenido del pabellón tenía ese objetivo, mostrar los paisajes, la riqueza, la naturaleza, los productos que Chile exporta a todo el mundo. Y ahora en Temuco le vamos a dejar el mismo contenido por al menos 6 meses; la idea es que toda la gente de Chile que no pudo viajar a Milán, igual pueda ir a esta ciudad para ver lo que tuvo el pabellón en Italia. En una segunda etapa le van a cambiar el contenido para acercarlo a la cultura más regional", señala Federica Pugliese, arquitecta italiana a cargo de la obra, representante del mandante en Temuco por parte del equipo de la Expo Milán.

AMOR A LA CULTURA 

Esta obra se perfila en Temuco como un centro cultural que tiene una parte para exposiciones, otra de restaurantes y tiendas que venden productos locales de comercio justo. "Este pabellón es un proyecto país, por lo que se espera que todo el mundo pueda ir a Temuco, que normalmente no es un lugar muy turístico, y ahora puedan conocer más la realidad de la región", recalca Pugliese. "La gente está supercuriosa porque nunca en Temuco hubo una obra tan grande y tan llamativa. Yo creo que es una oportunidad para el desarrollo de la ciudad. Por otra parte, Temuco tenía el mercado de abasto, que se quemó hace un año, y eso también se está construyendo y también lo está haciendo Cristián Undurraga. Temuco tiene la oportunidad de desarrollarse como ciudad y como punto turístico para todo el mundo", suma la arquitecta.

Además de lo anterior, la construcción permitirá renovar el barrio cívico de la ciudad; es justamente donde se emplaza el pabellón donde se encuentran los Tribunales de Justicia y la Contraloría.

"El pabellón de Milán, y que hoy se ha reconstruido en Temuco, da cuenta de una responsabilidad medioambiental. Reciclar está en la esencia de la sostenibilidad. Un pabellón como este, que representó a un país en una Exposición Universal, supone un tremendo esfuerzo en todos los sentidos. Luego de ello la mayoría de los edificios se demuelen. Extender su vida útil por muchos años más es la estrategia atinada. Además el edificio fue concebido como un mecano, enteramente en madera, aplicando una tecnología que fue reconocida en Europa, dando cuenta de las posibilidades que tiene Chile de ser reconocido a nivel mundial, no tan solo como un productor de materias primas, sino también por su capacidad de agregar valor a esa materia. Temuco cuenta ahora con un edificio singular que tiene una historia interesante que contar, que representó a Chile en una Expo Universal... ello debiera ser motivo de orgullo para la ciudad", termina Cristián Undurraga.

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LA NUEVA ERA DE LA MADERA 

El Pabellón de Chile en la Exposición Universal de Milán 2015 ya está de vuelta y montado, mientras su hermano menor, el Mercado de Temuco, debería estar terminado como proyecto para fines de año y comenzar a construirse en 2018.

Cristián Undurraga, de Undurraga Devés, el arquitecto del Centro Cultural La Moneda, de la Plaza de la Ciudadanía, el Museo Violeta Parra y tantos otros edificios públicos, grandes obras en concreto que han ido cambiándole la cara al casco histórico de Santiago, nos cuenta sobre estas dos piezas en las que la madera juega de protagonista y evoluciona en sus modos constructivos.

Te conocemos más por tus obras en hormigón, ¿cómo es está relación que tienes con la madera? Yo creo que lo importante es usar el material que venga al caso. No tengo prejuicios ni preferencias, lo importante es usarlo de manera pertinente. La madera también permite prefabricar las piezas. Yo poco a poco he ido estableciendo una relación con la madera más cercana.

¿De dónde nace esa relación? Cuando nosotros participamos en el concurso para la Expo Milán 2015, lo primero que tuvimos claro fue que el material con que teníamos que representar a Chile era la madera. De ahí viene todo un tema de investigación, de aprendizaje, y hoy día la verdad que me resulta muy atractivo. Primero, porque es renovable, de modo que eso lo hace sustentable. Por otra parte, tiene una ductibilidad muy grande y la madera laminada –como un producto tecnificado– permite prácticamente cualquier forma. Tiene una temperatura, una tectónica que la hace muy hospitalaria, son buenas razones para tenerla presente. Por otra parte, pienso que Chile es uno de los mayores productores de madera del mundo y creo que es necesario dar un paso adelante y no solamente ser un proveedor de materia prima, se hace urgente avanzar en una tecnificación. Creo que se están dando pasos significativos en esa dirección, podemos estar optimistas. Chile debería ser un líder mundial en la arquitectura de la madera, tiene todo para serlo.

¿Qué innovaciones se han hecho al respecto?

Culturalmente no hemos asumido la madera como algo definitivo. Hay una cierta aprensión porque necesita mantención, se cree que el hormigón es un material más sólido, con mayores prestaciones frente a un sismo, por ejemplo, sin embargo yo creo que son errores. Hoy día puede ser eterna. Países como Alemania, Canadá o EE.UU. son buenos ejemplos de cómo tratarla para que perdure por siglos. En la medida en que los arquitectos vayamos haciendo obras relevantes esto va a ir cambiando.

HERMANOS 

En el seminario sobre la construcción en madera en mediana altura dictado por Corfo en agosto y que se enfocó en los proyectos de innovación que se están realizando en Chile con este material, Undurraga presentó el futuro Mercado de Temuco y también el Pabellón de Chile en la Expo Milán 2015, obra premiada en esa oportunidad, cuyo modo constructivo replica en parte en este nuevo proyecto.

¿Qué aprendieron en Italia respecto a la madera? Hoy día en países como Alemania, Austria, norte de Italia, Canadá, el norte de Europa, hay una cultura muy rica, no hay que ir a inventar formas nuevas de construir en madera, sino ir a aprender y aprovechar lo que nos pueden enseñar ellos que llevan la delantera en el tema. Lo que nosotros podemos inventar es el ingenio y la capacidad para trabajar con recursos más escasos; el resultado de estos dos elementos es bastante notable. Prueba de ello es el pabellón, escogido con la medalla de plata como mejor obra de arquitectura de la Expo. Una de las cosas que aprendimos fue todo el sistema de ensamblaje, las piezas insertas dentro de la madera, la ingeniería es mucho más sofisticada que la nuestra y nos permite en el Mercado de Temuco hacer una serie de innovaciones luego de haber visto del proceso productivo en Italia.

¿Qué aprendieron específicamente? Pudimos ver una manera de abordar el tema con una tecnología distinta, mucho menos fierro, menos elementos metálicos y la madera trabajando con ensambles, con cortes, que tienen curiosamente mucho más que ver con la tradición maderera, por ejemplo, de Chiloé, lo que se llama corte a media madera, unido solamente por un perno. Nosotros estamos acostumbrados en Chile a que una solicitación de esa naturaleza (el pabellón) tenga piezas metálicas de una envergadura y visibilidad, de un protagonismo que no queríamos. Queríamos que la madera fuera la protagonista. En el pabellón prácticamente no ves metal o está escondido en la mitad de la viga –de tal manera que también está protegido de incendio–, o lisa y llanamente cortes a media madera, una suerte de machihembrado donde un solo perno afianza el encuentro. Creo también que la tradición maderera del sur de Chile traída por los carpinteros bávaros, los jesuitas, a través de la colonización alemana, nos proveyó de soluciones extraordinarias, parte de ellas se usaron en Milán y son recurrentes. Hay ejemplos notables, como la catedral de Castro.

Eso mismo lo van a aplicar en el Mercado de Temuco. Sí, la verdad es que el Mercado de Temuco es como el hermano menor del pabellón.

¿Y en qué etapa se encuentra ahora, cuándo se construye? Estamos en la etapa de diseño más o menos avanzado, esperamos tener el proyecto listo a fines de año. Es interesante porque se construye dentro de un perímetro, un edificio patrimonial que vamos a respetar y mantener, conservando su identidad original, y al centro vamos a construir este gran manto de madera laminada que le va a dar abrigo y sombra al mercado de abastos de Temuco. La idea es iniciar la construcción en 2018 y se va a demorar unos 18 meses.

En otras oportunidades has mencionado una forma de abordar los proyectos de modo artesanal y 'low tech', ¿también se aplica acá? Los proyectos en madera que hemos desarrollado tienen implícita una tecnología compleja. Sin embargo, hay un espacio muy claro donde el proyecto da cuenta de su tectónica, de una temperatura que es más próxima a las personas. Son edificios, particularmente en el caso del pabellón, que a la distancia tienen una cierta abstracción y monumentalidad y en la proximidad hay una escala a partir del despiece y la tectónica propia del material, y eso nos relaciona un poco con la tierra, que es lo que no debiéramos perder nunca con la arquitectura, esa capacidad de generar hospitalidad, que sea confortable, amable y cálida.