En total han sido 25 proyectos públicos y privados galardonados en los seis años de historia del Premio Aporte Urbano. Sin embargo, más allá del concurso, los proyectos que habían obtenido los primeros lugares no contaban con algún tipo de distintivo in situ que los identificara como tales. Es por eso que en septiembre pasado se instaló la primera placa PAU en Núcleo Ochagavía, obra ubicada en la comuna Pedro Aguirre Cerda, ganadora como Mejor Proyecto Inmobiliario de Regeneración o Rehabilitación Urbana del 2015. Con este primer paso, todos los ganadores correspondientes a los concursos de años anteriores, así como los futuros, contarán con esta marca física que valora el aporte que representan para la calidad de vida de nuestras ciudades.
Asimismo, este año se incorporó al concurso la categoría Mejor Proyecto de Innovación Social Urbana para destacar aquellas propuestas que desde otros frentes también están cambiando el pulso de la ciudad. Como cuenta Cristóbal Prado, director del PAU, en esta categoría pueden participar aquellos proyectos que generen impacto en la comunidad en que se insertan. “No necesariamente son obras construidas, sino que también pueden ser iniciativas que han tenido algo que decir en todo lo que ha pasado durante la pandemia, tales como, páginas web, una ONG, una institución, una junta de vecinos, etc. El requisito es que su impacto sea medible, que en el fondo es lo mismo que les pedimos a los proyectos construidos. Eso queremos analizar y distinguir. Es bastante amplia la cantidad de proyectos que pueden postular, el factor común es que aporten a la problemática social y a la calidad de vida de las personas y el entorno urbano”.