Teresa Aninat se encuentra concentrada en el proceso de montaje de lo que será su próxima exhibición, que inaugurará simultáneamente con la nueva sede de Galería Aninat en Alonso de Córdova. "Junto al crítico y curador Justo Pastor Mellado estamos revisando las fotografías, esquemas, dibujos y mapas que realicé para el proyecto", cuenta esta licenciada en artes visuales de la PUC, magíster en la U. de Chile. La iniciativa artística surgió a partir de una serie de navegaciones bajo el alero y resguardo de la Armada de Chile y por estos días es en 'El lugar', como llama Teresa a su taller, con una placa de piedra montada sobre el muro exterior, donde se desarrolla el trabajo. "Lo nombré 'El Lugar' porque es el espacio donde todo sucede, desde el proceso creativo hasta la producción de obras y donde nos reunimos con nuestros amigos y familia; finalmente es un centro híbrido y activo", sostiene Teresa.

Recorrer Chile recolectando palos de distintos lugares, donde las ramas cumplían la función de un bastón, como una prolongación del cuerpo en el lugar; expediciones en Tarapacá junto al curador Rodolfo Andaur realizando una serie de performances en las que recitaba al paisaje la novela "Norte Grande", de Andrés Sabella, acompañada por un megáfono de hierro de grandes dimensiones, son algunas de las temáticas que Teresa Aninat ha abordado en sus investigaciones, que se traducen en performances y luego se materializan en instalaciones. Un trabajo que conforma una producción artística de casi diez años que está revisando junto a la curadora Catalina Mena.

Una labor poco convencional, donde la artista les pone cabeza y corazón a los distintos procesos que involucra. Y donde su familia y su casa-taller o taller-casa es partícipe de los distintos procesos. "Los registros fotográficos de mis exploraciones por Chile han sido realizados por mi marido. Es por tanto un trabajo que, entre otros conceptos, nace desde un vínculo. El interés en el estudio de los vínculos me llevó a acercarme a la Sociedad Filatélica, a los radioficionados, a los marinos y a los observadores de aves. Mi interés es la pasión que despierta una afición y los vínculos que se construyen a partir de esta", sostiene. Sus tres hijos también participan como fieles observadores de toda esta dinámica que se vive con su madre artista. "Me han acompañado en las distintas exploraciones, que han sido toda una experiencia para ellos, como en la navegación en el buque "Aquiles" hacia Cabo de Hornos para la ceremonia de conmemoración de los 400 años del descubrimiento de este paso", dice.

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Espacios que hablan

Esa misma conexión y generosidad sucede con la casa-taller. "Me fui empoderando cada vez más de la casa, haciendo esta 'casa-taller' como un lugar abierto que acoge a sus visitas bajo esta misma premisa híbrida de permanente transformación. Es una casa que tiene cerca de 18 años, donde los espacios han ido adaptándose a nuestro estilo de vida y nuestros diversos intereses".

Una vivienda que se adecua a las necesidades familiares, desde trabajos de estudiantes de arquitectura, carpintería y encuentros en torno a la música y la cocina. "Actualmente desde la entrada hasta mi taller vemos los materiales que exhibiré en la instalación "Novela austral, un gabinete que reúne objetos, sonidos y dibujos del proyecto "Pasión austral", que fue un trabajo de gran envergadura realizado durante el 2015 y el 2016", cuenta.

Pasearse por los recintos da la sensación de entrar a diferentes escenografías vividas, donde existe un registro de las distintas instalaciones, performances, fotografías y esculturas no solo de la dueña de este lugar, sino también trabajos de artistas como Alfredo Jaar, Carlos Leppe, Francisca Aninat, Paula de Solminihac, Tomás Rivas, Voluspa Jarpa, Lotty Rosenfeld, Cristián Silva-Avaria, Luis Guerra y Cecilia Campos.

El principio de la casa ha sido acoger las obras de arte y el uso que le han dado a los espacios. Es lo que la hace una casa rica de conocer e interesante recorrerla al ir constatando la historia del trabajo de la artista.

El jardín es una pieza clave en esta convivencia, porque se encuentra justo al centro entre la casa y el taller. "Es un lugar no solo contemplativo sino de conexión entre dos recintos. Un exterior que ha ido tomando fuerza, cada vez más frondoso y tropical, misma tropicalidad que permea hacia adentro. Por lo mismo se dio este énfasis en la cantidad de plantas en el comedor logrando un relato que se corresponde con el afuera", explica Teresa.