Me gusta el rollo de hacer helados. El cambio de líquido a congelado, la unión que provoca el hacerlos, los antojos y creatividad de los que meten mano. Ahora es lindo, además, porque hay moldes choros en tiendas varias y el ingenio con lo que está a la vista también le pone pimienta. Ya saben, desde un vasito chico, moldes de silicona y etc. La única técnica es, en el caso de ser muy bajos, poner el palito de madera cuando ya esté un poco congelado para que quede parado. ¡Y chao calor! A los niños les encanta hacerlos, es más barato y por cierto, mucho más sano.
Limonadas y hierbas. Hola menta, albahaca, cedrón. En limonadas o naranjadas. Aquí se mezclan con agua, endulzan con lo que les guste y echan las hierbitas picadas. Esos serían más hielo saborizado y lindo. Si quieren todo en un mix uniforme, pasan antes por la juguera y ahí aprovechan de echar jengibre o un pelín de ají verde. En el de limón prueben echando pedacitos de frutilla, frambuesa, arándano. Quedan bellos.
Frutales. Mientras más fruta y menos agua, más densos. Amo el de durazno, el mix de frutos rojos, sandía –y meten un poco de harina tostada–, melón. Todo el repertorio veraniego hace fiesta en el freezer. Atrévanse agregando unas pimientas locas por ahí.
Yogurt. Confieso que me fascina el yogurt. ¡Y con todo! Vainilla con un poco de granola o pedacitos de avellanas, almendra y esos secos. Versión natural, con un poco de miel, con canela también puede ser. Onda más calórico, con manjar y chocolate rallado (que antes pasa un rato en el refri para que esté duro). O la maravillosa leche condensada que junta con yogurt es perfecta para la pulpa de maracuyá. Es buena también echar un chorrón de yogurt (chipe libre con el sabor) a los de fruta, cuando ya están en el molde y apenas mezclado. Así queda como marmoleado. @raqueltelias