Hay arquitecturas que cambian la percepción que se tiene de una ciudad. Generan nombre, marca e incluso son capaces de aportar a la imagen que se tiene de un país. Lo mismo ocurre con ciertas gastronomías regionales o ingredientes locales, y si bien los procesos para que aquello sea tangible pueden tardar, la idea de que algo sea 'made in' siempre es un aliciente para los productores locales. Paula Fernández y Lorenza Ruiz, química y geóloga, respectivamente, de la Universidad de Concepción, tenían claro este concepto, por eso cuando se encontrarón con la piedra cruz o quiastolita, un material proveniente de la Región del Biobío y que únicamente se da en la zona de Curanilahue, no dudaron mucho sobre cuáles eran los pasos a seguir. "Nosotros apostamos por dar a conocer la piedra cruz en el mercado nacional e internacional, como una piedra natural nacional, de carácter único, con valor de origen, ya que no existe como tal en otros lugares del planeta. La idea es que sea una marca reconocida, que nos caracterice como Chile en el extranjero. Por el momento nuestra elaboración consiste en baldosas de diferentes tamaños, orientadas principalmente a aplicación en muros y muebles. Sin embargo, nuestra idea a futuro es reorientar nuestros productos y elaborar una línea con diseño decorativo aplicable a interiores, utilitarios y combinados con otros materiales nobles", explican Paula y Lorenza, quienes ya cuentan con una producción acotada que les permite cumplir con los encargos y que hacen de una manera semiindustrial y con sello artesanal. "Nuestro proceso es muy limpio, pulimos con materiales biodegradables sin interferir ríos cercanos. Las terminaciones de encerado de baldosas las hacemos con cera de abeja natural, que les da un color y brillo especiales".

Trabajo zonal, un producto único para exportar y una alternativa nacional eficiente y sustentable son las claves para darle el pase a este material que se abre paso con la bandera de la calidad local de frente.

Web:

piedracruz.cl