Premio: José Cruz Ovalle

Lo conocemos por el emblemático Pabellón de Chile en la Exposición Universal de Sevilla de 1992

, proyectado junto a Germán del Sol, cuando pusieron la nota alta al situar a Chile en el mundo. Era un solo gran espacio, lo que Cruz llama 'vacío', que se soportaba a través de una viga gigante de madera laminada. Su sinuosidad, la curvatura de la madera, fue una gran apuesta que hace veinte años no se ocupaba y que puso a nuestro país como un adelantado, incluso cuando fue uno de los primeros pabellones que montaron de manera impecable, y con maestros llevados especialmente desde Chile a Sevilla.

Según Pablo Altikes, representante del Comité de Búsqueda del Premio Nacional de Arquitectura del Colegio de Arquitectos y director de la Escuela de Arquitectura de la Universidad del Dessarollo (Concepción), "su propuesta viene del movimiento posmoderno. No tiene un lenguaje realmente, la arquitectura se ve por el uso y por el significado que va a tener. Esa es la resultante. Por eso nadie lo puede copiar, porque es único, porque su origen viene de la teoría de todo lo que él piensa con respecto a todo lo que tiene que hacer. No es repetible".

Poner la arquitectura al servicio del lugar también ha sido una constante en su obra. Se puede observar en las que estimamos son las más representativas, justamente las que ponen el paisaje natural como un símbolo de nuestra arquitectura: el Hotel Explora en Torres del Paine e Isla de Pascua y la Universidad Adolfo Ibáñez en Peñalolén. Al recorrer estas obras se puede entender esta relación que Cruz establece con la naturaleza. Las vistas siguen el paso del usuario, su tránsito, e incluso cuando hay escaleras, la apertura de las ventanas privilegia que en ningún momento se pierda el paisaje. La UAI, en tanto, se apropia del lugar, como una manera de crear a un tipo de estudiante reflexivo, que mire desde lejos la ciudad, que la cuestione y que, por otra parte, entre las pasarelas aéreas, los senderos sinuosos o los pasillos, se encuentre con sus pares, sus compañeros, para permitir un diálogo constante.

¿De dónde surge su obra?

Dado que a la arquitectura no le es otorgado pensar desde la generalidad como a la filosofía, el asunto no es entonces de dónde surge la obra, sino cada obra, pues la arquitectura se engendra a partir de casos únicos no generalizables. Así cada obra tiene su propio origen, que toma en cuenta las coordenadas del mundo y de la tierra.

¿Qué espera de quien habita su arquitectura?

Es más bien al revés, es el hombre quien puede esperar de la arquitectura lo que a ella le corresponde otorgar: que acoja sus actos y despierte sus  sentidos, dejándolo habitar libremente, vale decir, sin ser guiado como en el espectáculo ni  obligado a adaptar su cuerpo como dentro de un artefacto.

¿Cómo va a templar su próxima creación?

No acostumbro a hablar públicamente de las obras mientras ellas no salen por sí mismas a la luz pública; es decir, pasan a formar parte de lo edificado. Esto no es ninguna superstición, sino un sentido del cuidado que requieren mientras permanecen aún dentro de las paredes del estudio. Un cuidado que de un modo implícito se nos encomienda a los arquitectos, pues ser los 'autores' no implica un sentido de propiedad que lleve consigo el adueñarse.

Pabellón de Chile en la Exposición Universal de Sevilla, 1992. Hotel Explora, Parque Nacional Torres del Paine, 1994. Industria Forestal Centromaderas, 1996. Industria Forestal Planta de Paneles Arauco, 1997. Bodega Viña Pérez Cruz, 2001. Bodega Los Robles, Viñedos Orgánicos Emiliana, 2002. Universidad Adolfo Ibáñez, sede Santiago, 2002. Industria de Madera Laminada Ingelam, 2002. Casa Proyecto Ocho al Cubo, 2005. Centro Cívico Vitacura, 2006. Hotel Explora, Isla de Pascua, 2007. Universidad Adolfo Ibáñez, sede Viña del Mar, 2011.

Muestra la libertad de movimiento, la infinidad de alternativas que tienen los usuarios en ir y venir desde y hacia cualquier lugar del edificio.

El paisaje no compite con la naturaleza, solo se adecua a sus características para que sobresalga. Es el caso del Hotel Explora, en las Torres del Paine, pionero en posicionar el paisaje natural de Chile como bien cultural.

"La arquitectura de José Cruz Ovalle muestra una inusual coherencia y persistencia en el tiempo, lleva a la práctica la palabra poética abierta por la Escuela de Arquitectura de la UCV (especialmente por Alberto Cruz Covarrubias), logrando en sus obras calidades especiales, notables en su diversidad y continuidad. Los recorridos y encuentros que dichos espacios albergan (especialmente los universitarios) pueden interpretarse como una búsqueda de comunicación real entre quienes habitan sus edificios", dice su antecesor, Enrique Browne, premio Nacional de Arquitectura 2010.