Proporción divina
"Tanto la casa Cáscara como la Cubo inauguran una forma de hacer arquitectura que yo llamo de 'lo leve y precario', como una propuesta para habitar la geografía de Chile", explica la destacada arquitecta Cazú Zegers para describir su manera de concebir la arquitectura sobre un paisaje que provoca recogimiento absoluto. Iniciamos el recorrido de la IX Región con la casa Cubo y sus proporciones perfectas.


Hay un lugar en Pucón donde la arquitectura existe, es, para el entorno. Su nombre es Kawelluco, un proyecto que partió en 1996 luego que tres amigos, José Luis Rabat, Pedro Pablo Aldunate y Rafael Larraín, decidieran comprar este campo de 1.000 hectáreas para iniciar un desarrollo inmobiliario diferente.
La Casa Taller Cubo es parte de esto y fue un encargo del pintor Alfredo Echazarreta a la arquitecta Cazú Zegers mientras él vivía en Francia y buscaba un lugar para pasar el verano con su familia, un lugar en el mundo donde descansar y trabajar en sus pinturas de gran formato. "Me pidió un cubo de 9 x 9, abierto al sur, para tener buena luz para pintar. Diseñé varias alternativas en proporción áurea (medidas en que cada magnitud se relaciona con las del cuerpo humano), hasta que decidí hacer este cubo de 9 x 9 x 9, elevado 40 cm sobre el suelo por medio de una losa de hormigón. Perforé las aristas con ventanas en forma diagonal y resolví el espacio habitable con dos balcones encontrados en segundo y tercer nivel; el del segundo nivel es perpendicular a la fachada y termina como cubierta sobre la terraza exterior, y el del tercer nivel es paralelo, tomando toda la vista para el dormitorio principal. De esta forma se consigue dar medida habitable al vacío de 9 x 9 x 9", explica la arquitecta Cazú Zegers.
Para que la fachada sur coincidiera con la vista se hizo totalmente transparente, y así poder mirar el paisaje que ofrece Kawelluco.
Basándose en lo que por siglos ha conformado la base de 'la divina proporción' o el sistema Modulor de Le Corbusier, el trabajo de Zegers en este proyecto consigue aquello que hace un lugar habitable, ideal, saludable, bello: la proporción de una construcción adecuada a las del hombre y la naturaleza, que en este proyecto en particular se energiza al usar un volumen neutro vertical de cara al volcán Villarrica.
Para lograr lo que hoy se disfruta en Kawelluco, Cazú Zegers recorrió el campo por tres días completos a caballo con la arquitecta mexicana Andrea Pesqueira, que en ese momento trabajaba con ella. "Con esta información desarrollé la urbanización, a la que llamamos ruralización, porque no urbaniza, sino que mantiene el estado natural del lugar, potenciándolo en vez de desmistificarlo, como lo haría una urbanización normal. Se minimizaron los caminos de autos, usando los mismos caminos de la explotación maderera para armar una circunvalación que nombramos como el Camino de la Murta, por la cantidad de murta que comimos en ese recorrido", cuenta la arquitecta.

Casa Taller Cubo.
En la mitad de un bosque, nace este volumen nítido que se vuelve hermético hacia el norte y se abre hacia el sur recibiendo una luz permanente y sin rayos directos. La orientación otorga una vista privilegiada hacia el volcán Villarrica y sus nieves eternas.
Cuando le preguntamos a Cazú por el gran aporte de esta casa arquitectónicamente hablando, ella dice: "La elementalidad en un gesto único que logra dar la mayor cantidad de dimensiones a un espacio habitable. Al mismo tiempo que inventa una tipología de espacio habitable".
KAWELLUCO
"Por sugerencia de Teresa Moller, se contrató al ingeniero en ecosistemas Karl Junis, quien hizo un levantamiento de todo el campo y diseñó un plano de zonificación, indicando dónde construir, dónde preservar, dónde reforestar y dónde no construir, porque es peligroso por ser los caminos de la lava. El campo se encuentra en los faldeos del volcán Villarrica", cuenta Cazú Zegers.
INSPIRACIÓN
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