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Benjamín está trabajando, en paralelo, otra obra pública de un edificio de Indesa en conjunto con Javier Toro Blum. Además está participando en ferias internacionales con Artespacio y acaba de terminar un libro-objeto que trabajó con la Editorial Vortex y que fue presentado en Ch.ACO. Cuenta que vendrá una exposición en París, diseñará zapatos y participa en la construcción de muebles seriados para Mob Project.[/caption]

El director de la NG Art Gallery en Panamá, el cubano Nivaldo Carbonell, pidió en su última visita a Chile que le recomendaran nombres de artistas para llevar a la Bienal de La Habana, Cuba. Entre ellos le llegó el de Benjamín Ossa, a quien ya había conocido años anteriores. Quedó seleccionado y en agosto recién pasado Ossa viajó a La Habana para conocer al equipo que fue convocado bajo la idea "La construcción de lo posible", con la curatoría de Juan Delgado y el proyecto "Detrás del Muro/Behind the Wall".

Para poder participar de esta bienal Benjamín armó un equipo en conjunto con Galería Artespacio –que lo representa hace ya 10 años–, Fundación Colección Ca.Sa y NG Art Gallery en Panamá. Junto a estas tres entidades el artista comenzó a trabajar en la producción y desarrollo de la gran obra pública que se llama "Un invisible faro" y estará situada en el Malecón de La Habana.

Serán 3.966 discos de aluminio de 100 y 150 mm de diámetro, suspendidos de una gran estructura modular de casi 6 metros de altura que se tiene que armar primero en Chile para corroborar que todo esté bien. "La mayor cantidad de tiempo que he invertido en este proyecto es para que sea capaz de instalarse técnicamente en cualquier parte del mundo", dice Benjamín.

La obra en sí trabaja ciertas características físicas y fenomenológicas del lugar donde se emplaza la obra, es decir, "qué sucede en términos físicos con el tránsito que tiene el sol, los vientos, cómo se habita, a qué hora se oscurece, cuál es la paleta cromática que hay alrededor de la obra. Todo esto influye muchísimo, y luego está todo el componente político y social que tiene un lugar como Cuba. Ambos factores empiezan a dialogar", explica el artista.

En el trabajo de Benjamín hay una lectura sobre qué es el Malecón de la Habana. "Es un lugar que es el patio de todos los que viven aledaño y los que no. Ahí van a bailar, a cantar, a juntarse con los amigos, a escuchar música, a hacer el amor, a discutir; es una línea de vida, un lugar muy frenético que en la noche se agudiza. Es una franja que divide la tierra del mar y a Cuba del resto del mundo", describe Ossa.

Para Benjamín es la cornisa de la ciudad, el borde, el límite. "La isla es muy nostálgica, hay espacio y tiempo para conversar, para estar", dice. Justo el sol se esconde frente al Malecón, donde estará "Un invisible faro". Ahí los últimos rayos de luz golpearán este cuerpo parpadeante de aluminio que tiene unas posiciones traslapadas. "El material cuenta con un tratamiento donde le saco el brillo y eso hace que absorba luz y no proyecte, entonces cuando se pone en contacto con la luz pareciera que esa superficie está encendida, que tiene vida propia", explica.

La obra, que fue asistida por el arquitecto Agustín Infante, "está en relación a la bajada del sol que parpadea sobre el mar y se transforma en un faro no para los barcos pero sí para toda esta vida que sucede en el Malecón. La obra es invisible porque está hecha por un cuerpo casi transparente pero que reacciona hacia los fenómenos como son la luz y el viento a pesar de su gran tamaño", concluye el artista. artespacio.cl / benjaminossa.com

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Un invisible faro, detalle.[/caption]