Raúl Hott (33) es un artista multidisciplinario, arquitecto, investigador, pensador y único chileno seleccionado para participar de la Residencia Capacete en el contexto de Documenta 14. Esto significa que por nueve meses, de marzo a diciembre de este año, Raúl trabajará en Atenas, y durante el mes de junio existirá un viaje con todo el equipo de Capacete a la ciudad de Kassel para visitar y estudiar las exhibiciones de Documenta en esa ciudad.

Luego de haber desarrollado su trabajo en Nueva York durante 4 años, donde estudió un magíster de nuevas formas de arte en el Pratt Institute, tanto como en Chile que se tituló de arquitecto en la Universidad Finis Terrae, Hott ha ido desarrollando una línea de trabajo en proyectos de performance y experiencias colectivas donde su materia de investigación toma como base el cuerpo humano.

Para participar de lo que serán los meses de residencia con Capacete en Documenta 14, Raúl fue beneficiado con la Beca Motel Capacete, organización liderada por el artista Iván Navarro y la gestora cultural Javiera Parada. Pudimos conversar con él sobre su trayectoria y de esta residencia, gran oportunidad para seguir desarrollando su investigación en torno a la temática de la inmigración.

¿Cómo tu trabajo como arquitecto y artista llega a formar parte de esta residencia? ¿Cómo es tu evolución?

Es un proceso orgánico y natural para mis ojos porque yo sigo haciendo arquitectura, pero con una voz como artista más grande que la de arquitecto. Al final de los años de arquitectura empecé a diseñar eventos efímeros, temporales. Les ponía mucho ojo a los conciertos y fiestas religiosas a los que iba, donde pasaban cosas con la ciudad, con el cuerpo y la danza. Apenas salí de la universidad decidí moverme a EE.UU., y si bien me relacionaba con temas artísticos, donde tuve la experiencia de hacer dirección de arte, nunca me había dado la oportunidad a mí mismo de sacar la voz como artista y trabajar como tal. En este sentido Nueva York fue el momento de empezar a hacer.

Fue ahí donde partí trabajando con performance usando mi cuerpo, luego invité gente a participar y finalmente se terminó tratando más de ellos que de mí, y se convirtió en una experiencia. En la escena del arte neoyorquino hay una división entre lo visual, regido por la imagen y el mercado, y el movimiento que existe con las prácticas sociales, el arte comunitario, el activismo, un arte por la justicia social, y estas experiencias que tenían un carácter terapéutico se comenzaron a convertir en herramientas o dispositivos que la gente podía ocupar o activar cuando quisiesen en formatos de manuales o guías para que las personas tuviesen total apropiación de estos proyectos.

¿Cómo entrecruzas la arquitectura con esta acción artística? Cuando diseño una experiencia o evento sea colectivo o individual hay un montón de elementos o variantes que tengo que tomar en cuenta, como el tiempo, el espacio, los cuerpos, la iluminación, el sonido y el volumen. Son un montón de cosas a las que uno no les pone atención cuando ocupa un espacio, pero a nivel sicológico operan muy fuerte. Son a esos factores a los que les pongo atención para que exista una experiencia que si bien es intangible, existe y hay una experiencia de conciencia diferente a la normal.

¿Cómo fue el proceso que te llevó a participar en esta residencia? Pasaron varias cosas; por un lado, dentro de los valores que he estado persiguiendo está el valor de la colectividad, busco que se genere mucha conciencia de lo colectivo y de lo grupal, y por otro lado, está el sentido de la horizontalidad, donde me interesa erradicar en un momento temporalmente cualquier sentido de jerarquía que exista en un grupo humano. Tiene mucho que ver con testear o degustar lo que puede llegar a ser la democracia, que haya tolerancia, coexistencia y respeto por todo. Esos valores los persigue también Capacete.

Por otro lado, desde el año pasado he trabajado con arte y activismo. Tuve la posibilidad de viajar a Chipre, que tiene una realidad política como isla muy cargada y particular, porque fueron muy golpeados por la crisis griega. De cierta forma fueron la primera lectura para saber qué estaba pasando con la crisis en Europa. Para mí fue una oportunidad tremenda para adentrarme en temas relacionados con refugiados y problemas humanitarios. Para mí, Grecia es un síntoma de muchas cosas donde la sociedad occidental no está funcionando, y que tal vez hay que revisar y cuestionar. Creo que una residencia con gente latina en Atenas es una tremenda oportunidad para cuestionar y proponer. Creo que los artistas tenemos un rol supergrande de pensar lo que podemos ser como sociedad y humanidad.

El año pasado participaste con Nave y fuiste parte de Espacios Revelados, ¿cómo introdujiste tu temática en Chile? Fue interesante porque me ayudó a concluir muchas cosas que venía trabajando desde EE.UU. y las pasé por el filtro de la sociedad chilena. El proyecto se planteó para una realidad corporal bastante única que tiene nuestro país, porque tenemos una inteligencia corporal o espacial bastante baja por diferentes temas que tienen que ver con la ciudad, con la política. Y yo buscaba generar una instancia de liberación donde el cuerpo pudiese entender otras dinámicas o entender otros tipos de cuerpos y generar conciencia colectiva. Fue generar instancias de convivencias hiperdiversas que en ese momento tomaron la forma de baile, que por detrás generó empatía y se pudo percibir a la otra persona. Lo repetimos varias veces, y todas fueron diferentes, y fue una gran experiencia.

¿Qué temáticas vas a trabajar en la residencia? En la postulación a Capacete no hay un proyecto en concreto, sino que piden líneas de investigación porque nueve meses es un tiempo muy largo y quieren que reaccionemos a la realidad griega. Lo que por ahora estoy investigando, a grandes rasgos, tiene que ver con cómo la ideología del capitalismo se relaciona con los afectos y cómo eso repercute en la salud humana.

Lo que estoy intentando con mi práctica y con mi vida tiene que ver con recoger el azar como elemento fundamental. Lo que me va pasando y lo que voy encontrando me alimenta muchísimo y voy viendo qué va pasando.

¿Cuáles son tus expectativas de formar parte de documenta? Expectativa como tal lo encuentro peligroso, sí tengo mucha hambre por aprender, tengo ganas de ponerme en un lugar poco común y poco seguro respecto de donde crear. No me gusta crear de un lugar de confort porque eso quita riesgo y hace que al final no aprenda, que no tenga la energía que debo tener. Estoy buscando quebrarme y ponerme en un lugar desconocido porque creo que si no las cosas no avanzan y yo no aprendo. Me interesa involucrarme con los griegos, que son muy interesantes, y también con los inmigrantes. raulhott.net / capacete.org

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