En un campo familiar, en la comunidad de El Peumo, en la Región del Libertador Gral. Bernardo O’Higgins, Chile, se encuentra esta joya de casa, diseñada por el arquitecto chileno Cristián Izquierdo Lehmann. El lugar elegido: un terreno ventoso, de arena oscura y rodeado de pinos y cipreses, desde donde se alcanza a divisar a lo lejos el océano Pacífico. Sus dueños, una pareja joven con tres niños, decidieron construirse una casa de vacaciones en un entorno familiar. Buscaron un arquitecto amigo, de similares gustos y familiarizado con el entorno. Al ser pensada como segunda vivienda y, por ende, como un escape de la vida santiaguina, el arquitecto pensó desde un principio en un espacio que fomentara la convivencia familiar y que proyectara vistas en todas las direcciones.
Con el propósito de unificar los espacios comunes y sus funciones en el centro, la casa se asienta sobre un basamento cuadrado, levemente elevado del suelo, que alberga en su centro un espacio cuadrado menor, de donde se desprenden perpendicularmente cuatro dormitorios en suite, formando así cuatro patios rectangulares abiertos en las esquinas. La pieza central concentra los espacios para cocinar, comer y estar, además de todos los recorridos de la casa, bajo un cielo a cuatro aguas con una lucarna central. Es en este espacio, bajo esta lucarna, donde transcurre todo y en donde la familia comparte sus días. Sus muros verticales se componen por ventanas correderas y un muro, cada uno, con las proporciones de 5/12 y 7/12 en su largo y rotados simétricamente cuatro veces sobre el centro de la planta. Un plano gobernado por una cuadrícula ortogonal de exactos 61 cm, muy recurrente en el trabajo de Cristián. A su vez, cada muro alberga un uso distinto, como librero, clóset, cocina o chimenea, y una puerta igual en cada esquina. Tras ellos están los dormitorios, con grandes ventanales enfrentando el paisaje lejano y cerrados a los patios laterales que se vinculan exclusivamente con el estar central.
Y aquí la maravilla de sus precisas medidas; cuando las ventanas del espacio central se abren, se transforma en una gran terraza abierta al exterior, y cuando los dormitorios cierran sus puertas, su presencia desaparece entre los muros, como piezas independientes de las circulaciones y ruidos de la casa. Cual remolino al viento, con su permanente rotación simétrica de la forma asimétrica del volumen.
La estructura es de madera de pino laminada sin uniones metálicas a la vista. Un alero horizontal continuo protege el perímetro exterior.
Las terminaciones y acabados son precisos. Es que el arquitecto es minucioso, meticuloso y muy detallista. Aquí nada es al azar. Cristián diseña cada terminación de cada material que se ha utilizado. En este caso la madera de pino, por su baja huella de carbono, economía e infinitas expresiones posibles, dejándola al descubierto para hacer explícitas las medidas exactas y sus constantes articulaciones, premisa principal del proyecto. cristianizquierdo.cl
Ideas que inspiran. Proporciones y simetrías que generan funciones armónicas.