La primera vez que vi un huerto urbano fue hace varios años andando en bicicleta por Américo Vespucio; en medio del parque había una pequeña huerta de propiedad de los habitantes de un edificio cercano. En ese entonces lo miré como algo anecdótico y único, sin embargo hoy esta tendencia ha ido aumentando y es posible encontrar espacios cultivados en las veredas o en zonas comunes de centros comunitarios. Uno de los países que llevan la delantera en esto es Francia, específicamente el gobierno de París, que en 2016 emitió una ley que le permite tener un huerto urbano a cualquier persona con el fin de mejorar la calidad de vida de los habitantes. Por eso es común ver en las calles de la capital francesa las tazas de árboles llenas de hortalizas y hierbas. Otro de los países que tienen esta práctica incorporada es Estados Unidos, que desde la Segunda Guerra Mundial comenzó con la práctica de los huertos comunitarios.

En Santiago, en 2013, la desaparecida ONG Plantabanda, a cargo de Emiliano de la Maza, desarrolló cerca de 1.000 metros cuadrados de huertos urbanos en espacios públicos. Hoy varios de esos proyectos continúan vigentes, como el huerto en el barrio El Aguilucho, en Providencia, que ganó en 2016 el primer lugar en el Concurso de Buenas Prácticas de Barrio que otorga el Ministerio de Vivienda y Urbanismo a nivel nacional. En 2015, también De la Maza, pero esta vez desde la Municipalidad de Providencia, implementó el primer huerto comunitario de esta comuna en el patio del Centro de Creación y Comunidad Infante 1415. Este cultivo abarca unos 400 metros cuadrados, donde actualmente participan 18 vecinos, quienes funcionan con un modelo de mediería. "Todos compartimos conocimientos porque acá hay mucha experimentación", cuenta Damaris Pinto Rilling, quien junto a su marido llega cada martes a trabajar en su metro cuadrado según un calendario de actividades.

Para De la Maza el gran beneficio de los huertos urbanos o los jardines biodiversos en el espacio público tiene que ver con la educación ambiental. "Es muy interesante la interacción de los ecosistemas en un contexto público y donde sin una guía muy grande y con intervenciones puntuales puedes tener una experiencia natural que aporta a tener ciudades más vivibles al invitar a las personas a usar los espacios públicos".

Otro de los beneficios de las huertas urbanas es que tienen un manejo orgánico o agroecológico, porque no utilizan químicos. "Con respecto a la contaminación atmosférica de las ciudades, no es algo que hayamos estudiado y tampoco hay publicaciones sobre el tema. Uno podría pensar que hay alimentos que están contaminados, sin embargo dentro de los huertos uno toma ciertas medidas: por ejemplo, el que está en Infante está dentro de un recinto y los que hicimos con Plantabanda estaban en calles poco transitadas y usábamos ciertas barreras ecológicas y biológicas como cercas de flores y setos con flores, y al centro poníamos los alimentos", explica Emiliano.

Para los huertos que se implementan en las veredas es necesario ponerles cercos de madera para protegerlos de los animales, y en los casos que sea necesario se debe adaptar el cultivo optando por especies más altas. Actualmente alguno de los municipios que tienen huertos comunitarios son Providencia, Peñalolén, La Reina, La Pintana y Santiago.

Si quieres hacer un huerto en tu vereda tienes que tener presente: Hacer la solicitud al Departamento de Aseo y Ornato de tu comuna. Resguardarlo y protegerlo de animales (perros, gatos) con cercos de madera de mediana altura. Esto también es recomendable para separarlo del tránsito vial de la calle. Es necesario crear el suelo porque generalmente estos espacios no tienen materia orgánica y están compactados, por lo que se recomienda poner una primera capa de cartón o geotextil, luego agregar materia orgánica y compost. La mezcla más común para huertos es de 30% arena, 30% suelo arcilloso y 30% compost. Estamos en la época perfecta para iniciar los cultivos de temporada primavera-verano, que pueden ser siembra directa o trasplante.

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@huertosurbanosprovi

En La Reina: aldeaencuentro.cl / @aldeaencuentro

En La Pintana: Av. Observatorio (alt. 1900) @observatorioalsur

PLAZAS DE BOLSILLO

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Esta plaza fue un acierto para los vecinos de Santiago Centro, quienes no contaban con juegos infantiles en la zona. El mural es de Dasic Fernández.[/caption]

Una de las grandes carencias de Santiago Centro son los espacios verdes, de hecho según un estudio del 2011 en esa comuna hay 7,9 m² de área verde por habitante, cuando lo recomendado según la OMS es de 9 m². Si analizamos más detalladamente, en esta zona no hay espacios para niños a pesar de haber una importante población infantil, y sí muchos sitios eriazos abandonados. Estas razones fueron suficientes para implementar en 2013 las primeras plazas de bolsillo en el centro de la capital, la primera en Morandé 83 para un público más adulto y después vino la de Teatinos con Santo Domingo, con juegos infantiles.

Las plazas de bolsillo, pocketpark o parkettes, son un programa que nació en los años 60 en Filadelfia, Estados Unidos, y se ha ido expandiendo a diversas ciudades del mundo, siendo una excelente solución provisoria a la falta de espacios verdes y a la inseguridad e insalubridad de los sitios eriazos. En Chile los responsables de la implementación de las plazas de bolsillo son la Intendencia Metropolitana, junto al Gobierno Regional Metropolitano y el Ministerio de Obras Públicas, y en su primera etapa participó el arquitecto Sebastián Cuevas y en tres meses –"un plazo impensado para un proyecto público"– lograron armar la primera. "Una de las cosas que más nos demoraron fue dar con el dueño del sitio, que a pesar de ser del Estado, había que identificar a nombre de qué organismo estaba y obtener los permisos. Una vez logrado esto, se armó el proyecto en poco tiempo", cuenta Sebastián.

Estas plazas tienen la particularidad de utilizar sitios eriazos bien ubicados, y por ser proyectos de bajo costo –20 millones aproximadamente– de rápida implementación gracias al mobiliario y vegetación flexible. Además ofrecen actividades y servicios como los food trucks y en varios de sus muros colindantes se pueden apreciar murales de distintos artistas como Dasic Fernández, Mono González y Nadao o Daniel Aspillaga, entre otros, pasando a ser parte del circuito de arte urbano de Santiago.

La mayoría de las plazas de bolsillo se han levantado en sitios públicos, sin embargo ya hay un privado que se sumó a esta iniciativa e implementó una en Salvador Sanfuentes con Abate Molina, en el barrio Meiggs. Las actividades que realiza cada plaza, como ferias de cómics y de bicicletas, talleres artísticos para niños, servicios para las mascotas, entre otros, son comunicadas a través de sus twitters, y a pesar de los cambios de gobiernos municipales la iniciativa se ha ido fortaleciendo. @plazasbolsillo

Las plazas de bolsillo son una excelente solución provisoria a la falta de espacios verdes y a la inseguridad e insalubridad de los sitios eriazos.

GALERÍA SOLAR Y PERSA VÍCTOR MANUEL: LA CONSOLIDACIÓN DEL ARTE URBANO

Actualmente hay dos proyectos en proceso que tienen como común denominador la recuperación de los espacios y los murales. La primera es la Galería Solar, un proyecto de la diseñadora y directora de Metro Veintiuno, Josefina Andreu, y el arquitecto Sebastián Cuevas, con el cual acaban de ganar el primer lugar en el concurso Espacios de Luz 2017 en la categoría profesionales. Esta iniciativa contempla iluminar más de 25 murales del barrio Yungay con luminarias led conectadas a paneles fotovoltaicos, diseñadas especialmente para museos y galerías de arte. "Yungay, a pesar de ser un polo cultural y tener un gran valor patrimonial, durante la noche pierde su intensa actividad debido a la escasa iluminación, que genera una sensación de inseguridad y abandono para los vecinos y visitantes del barrio", explica Josefina.

Galería Solar buscar mejorar este espacio público al generar un nuevo circuito cultural aprovechando los murales existentes que pasan desapercibidos durante la noche por falta de iluminación. "Los murales producen una lectura de la ciudad, y así como las personas se orientan por los edificios o la vegetación u otros hitos arquitectónicos, la idea es que estos sean un referente. Hay que imaginar que la ciudad son muchas capas de información, y esta es una más que ayuda", cuenta Sebastián.

El prototipo se realizó en un mural de Javier Barriga, también conocido como Graso sobre Magro, ubicado en la calle Suecia entre Nueva Providencia y Providencia, y actualmente están consiguiendo los fondos para la primera etapa del proyecto Yungay, que debiera estar implementado en enero del 2018.

Otro de los proyectos que están en proceso es la recuperación del Persa Víctor Manuel –excurtiembre propiedad de la familia Massú–, quienes pretenden convertir este edificio en un polo de atracción vinculado a la gestión cultural y a la gastronomía. Para este propósito se formó un equipo encabezado por Felipe Massú junto a Sebastián del Campo y los arquitectos Sebastián Cuevas y Rodrigo Sepúlveda, quienes trabajan en una propuesta que destaque el valor histórico del lugar, su condición de 'mercado persa', sumándole más cultura y gastronomía. "Lo fundamental de este proyecto es el respeto por la idiosincrasia del lugar, mantener el edificio como está, la imagen de lo que fue la curtiembre y de los locales como una esencia básica, y potenciar sectores como Biobío como un eje más gastronómico, vinculado a tiendas ancla de diseño", cuenta Rodrigo Sepúlveda.

Para elaborar el proyecto han mirado barrios turísticos y culturales como el Monumental Callao en Lima y The WynwoodWalls en Miami. "Este último, con una realidad muy similar a la nuestra, partió con arte urbano, recuperó un espacio que estaba botado y hoy es un polo turístico (…) Esa fue la primera idea que tuvimos", cuenta Del Campo. Esto porque el Persa Víctor Manuel ya tiene varios murales exteriores: por Víctor Manuel, el del Mono González y Agotok; por la calle Placer están el de Inti y Juanita Pérez y un gran mural de Saile, Sick, Aner y Tikay. A estos murales ahora se suman dos más, uno por San Isidro de Daniel Marcelli y otro en la cúpula del edificio de Basco/Vazko.

Pero el barrio no solo tiene oferta de arte urbano, también gastronómica. Hace más de siete años está el restaurante peruano Colapez y hace poco abrió El Francés del Barrio, y en octubre se inaugura la sanguchería Rumba con una oferta latinoamericana. "No queremos transformar la esencia, queremos complementarlo. Tener una alternativa de un lugar con patrimonio, con cultura, que sea un referente ojalá a nivel internacional", cuenta Del Campo.

Mientras avanzan con las obras de recuperación del edificio, una construcción con más de 100 años de antigüedad, siguen funcionando los locales en su horario tradicional los sábados, domingos y festivos, pero en el futuro se quiere ampliar la atención a los días de semana.

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Horario de locales: Sábado, domingo y festivo entre las 8 de la mañana y las 6 de la tarde.

El Francés del Barrio: Bío-Bío 690-A, esquina Víctor Manuel @elfrancesdelbarrio

Colapez: Víctor Manuel 2246. @RestaurantColapez

VECINOS EN RED

El malón, una actividad parte de nuestra historia, hoy cobra nueva fuerza e importancia gracias a Ciudad Emergente, una productora de innovación urbana que busca mejorar la calidad de vida en ciudades a partir de la participación y el involucramiento de las personas. Ellos comenzaron con los Malones Urbanos, actividad autogestionada por los vecinos para conocerse; sin embargo, este año su apuesta fue más ambiciosa y organizaron el Gran Malón Urbano, evento que logró que más de 12 mil chilenos se reunieran en las distintas calles del país en torno a una comida para conocer a sus vecinos.

Para Javier Vergara, director de Ciudad Emergente, los grandes beneficios de esta actividad masiva es la confianza que ganan las personas frente a sus vecinos, además de aumentar las redes y contactos vecinales en más de un 30% y el capital social en un 10%. "Por otra parte, la gente se motiva con su barrio, y sabemos que el 97% de las personas que organizó un malón el 2017 lo quiere repetir el 2018, y así en adelante gracias a que esta actividad va construyendo comunidad de una forma sencilla y entretenida, lo que te permite asociarte y colaborar con tus vecinos para otros desafíos y problemas mayores".

Los malones tienen como característica ser transversales y funcionan independiente de la clase social del barrio, ya que lo que se busca es conectar a los vecinos. "Más allá de la situación económica, existe en general una pobreza de vínculos entre las personas, sin importar la comuna o ciudad donde vivas. Por esto, destacaría que esto permite volver a conectarnos y nos invita a colaborar de una forma que la habíamos olvidado, esto es, cara a cara, de forma real, de forma entretenida".

Si bien Ciudad Emergente está concentrándose en convocar a las personas a realizar el Gran Malón una vez al año, buscando transformarlo en un rito de barrio para construir comunidad y confianza, están conscientes de que los vecinos están constantemente realizando malones autogestionados durante el año. "Creemos que esto es bueno, ya que en un país como Chile, donde cerca del 88% de las personas desconfía del otro, esto de volver a conocerse es relevante. Por eso, mientras más malones, o mateadas, o encuentros vecinales, o fiestas vecinales abiertas a la gente y en los espacios públicos, tanto mejor. Nosotros como Ciudad Emergente estamos organizando para el mes de noviembre algo que llamamos el Malón Impostergable en Valparaíso. Está será una oportunidad para compartir abiertamente los resultados de El Gran Malón 2017 con todo el público".

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El 8 de abril Ciudad Emergente realizó el primer Gran Malón en Chile, que reunió a más de 12 mil chilenos en 8 regiones en torno a una gran mesa para conocer a sus vecinos.[/caption]

¿Qué tengo que hacer para realizar un malón en mi cuadra?. En el sitio web elgranmalon.cl puedes descargar todas las indicaciones para realizar tu propio malón. En 5 sencillos pasos te explican cómo y los permisos requeridos. Si lo realizas en un pasaje no necesitas permiso, pero si lo piensas hacer en una calle abierta necesitas solicitar el cierre de esta. Lo más importante es comunicarlo bien antes de realizarlo para que todos se sientan invitados.

Esta es una iniciativa que busca replicarse año a año en todo Chile tal como ocurre en el Reino Unido desde hacer 9 años con The Big Lunch, el cual reúne a más de 7 millones de británicos en torno a una comida para construir vínculos y confianza entre vecinos.