Se pensó y se hizo
Desde su parcela en Puerto Varas, Sol Echevarría inspira a más de 22 mil personas, con su Instagram, a llevar una vida más sustentable. Desde cómo revestir de tejuelas su propia casa, dar nueva vida a muebles y objetos, en generar un muro, construir un invernadero, cultivar la huerta y preparar conservas para aprovecharla fruta en invierno
“Es hacer las cosas como las hacían nuestras abuelas, bisabuelas y tatarabuelas”, dice esta ingeniera comercial con máster en marketing, dedicada al diseño de interiores. En uno de sus tantos post Sol comentó: “Leí por ahí que uno debiera tener una profesión y un oficio para poder surfear en épocas complejas como estas… me hizo mucho sentido. La creatividad es una herramienta tan importante que nunca debemos dejar de cultivarla”.
Sol está cierta de que lo digital está tomando cada vez más fuerza en el nuevo contexto. De hecho, está por lanzar su nuevo sitio web donde además de sus servicios de asesoría en diseño interior ofrecerá una línea de productos de muebles y objetos fabricados con materiales y artesanos locales, que alimentará con sus consejos en un blog. Pero paralelamente se mantiene ocupada en los desafíos diarios que se propone con su estilo de vida, donde su predicamento es: hazlo tú misma.
APRENDIENDO
El experimento partió primero cuando Sol y su marido construyeron su casa. “Ahí me metí en el mundo de la construcción, entonces comencé a compartir ciertos tips, como la importancia de la orientación, la aislación, optar por materiales de demolición. Luego, un año en que murieron mi hermana y mi papá… fue un proceso de desconexión y empecé a meter las manos en la carpintería, con la idea de transformar una bodega abandonada en mi taller de manualidades. Fue un proceso superlindo porque empecé a mostrar algo que estaba botado, era como una ratonera y de a poco le fui poniendo cariño y vida con distintos elementos. Cuando miro para atrás, mucha gente me escribía sorprendida del antes y el después y cómo algo feo se puede transformar en algo lindo. No necesariamente es un tema de plata y tiempo, sino de perseverancia. “Ponerte un objetivo, investigar e ir poco a poco. Por ejemplo, el proceso de mostrar que una tela pueda recubrir una pared era algo que hacían antiguamente, es cosa de mirar para atrás y ver que es supersimple”, dice Sol.
Compartir y motivar en Instagram, que las personas se atrevan y se lancen con sus proyectos por chiquititos que estos sean, porque el proceso y resultado dan felicidad, es el éxito que ha tenido esta amante de las manualidades entre quienes la siguen.
Leí por ahí que un debiera tener una profesión y un oficio para poder surfear en épocas complejas como estas… me hizo mucho sentido. La creatividad es una herramienta tan importante que nunca debemos dejar de cultivarla.
EL LUGAR
Su invernadero y las distintas etapas de la construcción, así como los live en redes sociales de su experiencia de cultivos y cosechas en la huerta, han sido parte también de meter las manos en la tierra y desafiarse a generar su propio alimento. “Cuando nos vinimos a vivir a la parcela y empezamos a hacer la casa investigué que cuando plantas directo al pasto sale la maleza, y yo no tenía tiempo de hacer esa mantención; entonces compramos cajones y esto empezó a agarrar vuelo, con la producción de lechugas, repollos y otras hortalizas. Ahí me entusiasmó la idea de tener un invernadero. Al principio hicimos uno de plástico que se nos voló. Y después decidimos proyectar uno con las ventanas recicladas que quedaron de los materiales que compramos para construir la casa. Así se fue estructurando el invernadero y después empezó la fase de cómo se cultiva”, cuenta.
COMPARTIR
En eso conoció a Michelle De Rurange, creadora de Chile Huerta. Junto con aprender de ella han hecho algunas transmisiones en vivo en redes sociales donde comparten sus experiencias. “En el verano, cuando vino a Puerto Varas, hizo un taller abierto en mi jardín donde aprovechamos mi espacio como experiencia en terreno, fue muy enriquecedor”, confiesa.
El interés surgió también porque al matrimonio le encanta la cocina, y el hecho de vivir en una parcela te obliga a salir al supermercado cuando te falta algo, cuenta Sol. Por esa razón proyectaron la casa con una gran despensa y ahora está pensando comprar todo a granel, porque están minimizando al máximo el uso del plástico. “Es una cadena. Cada una de las acciones ha traído otra, y el tema de la huerta es tan rico… vas y sacas lo que necesitas, y cuando hay abundancia llegan tu familia y tus amigos y se van con un canasto lleno. Es tan lindo que la tierra te da y tú les das a los demás. Eso te motiva a seguir cultivando”, cuenta. Este tiempo de pandemia ha tenido cosas positivas, confiesa Sol. “Cuando partió esto estaba un poco desabastecido todo y a nuestros vecinos les regalamos repollo, a otra, lechuga, y de repente una vecina con la que jamás había hablado me contactó por Instagram y me dice ¡qué linda la albahaca que tienes!, y le ofrecí que viniera a buscar, y ella me trajo un tarrito de mermelada de mora… hicimos un trueque. Y tú te dices que esto en algún momento pasaba, esto era así… es como volver a hacer las cosas más simples de lo que se hacían antes”.
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