Sebastián Cuevas
En el contexto del desconfinamiento progresivo, Otra Ciudad -la organización que dirige- vuelve con una propuesta de urbanismo táctico para activar espacios culturales.
1. ¿Qué sientes al ver que gran parte de las medidas para volver a la calle y a los espacios públicos hoy involucran estrategias de urbanismo táctico?
El regreso a las ciudades pospandemia ha demostrado la efectividad de las acciones tácticas de bajo costo y alto impacto para activar los espacios públicos. Cuando comenzamos a impulsar las plazas de bolsillo alrededor de 2016 nos encontramos con sectores que subestimaban estas acciones, y lo que ocurre ahora es una validación a nivel global.
2. Decías que en la precariedad de nuestra situación urbanística había surgido una capacidad especial para trabajar con poco, que particularmente con incitativas como las de Otra Ciudad nos volvimos exportadores de estas soluciones.
La falta de recursos, la necesidad de autoconstrucción, de lograr algún tipo de solución de bajo costo, aunque sea temporal, está más asociada a nuestra cultura. Es un tipo de inteligencia que se da en Chile y Latinoamérica. Algo que extraemos de la experiencia en la pintura urbana, viendo cómo sus cultores tienen la sensibilidad para transformar la imagen de la ciudad de maneras que no representen grandes gastos.
Lo comprobamos en nuestra última intervención en la ciudad de París el año pasado, en el proyecto Active Bercy, donde por medio de una gran pintura de piso activamos una calle de más de 1.250 m² y contribuimos a la reactivación de todo el barrio.
3. ¿De qué se trata Sentidos Comunes?
Sentidos Comunes es una alfombra urbana asociada a los espacios culturales. Esta intervención en las explanadas aledañas a centros como el MAC, el Museo de la Memoria o la Plaza de Armas de San Bernardo establece guías espaciales para distintos tipos de actividades, unas focales, otras más flexibles. Hemos definido una red de al menos 12 espacios públicos y la cantidad de metros cuadrados disponibles para implementar Sentidos Comunes.
La idea es vincular el rol del arte urbano en esa activación, surgida de repensar y construir una visión de otra ciudad, de cómo nos reconectamos emocionalmente y coordinamos acciones para una cultura colectiva en el espacio público posterior a la cuarentena. Es fundamental también el contexto en que nos deja el estallido social, donde el espacio público vivió transformaciones radicales desde el punto de vista de su apropiación, usos y dimensión política como un nuevo espacio de comunicación ciudadana.
Sentidos Comunes es una colaboración con Social Spot, una organización austriaca que la implementó en Viena y esperamos que próximamente se replique acá.
4. Cuando hablamos de estrategias tácticas siempre se dice que una de sus ventajas es su condición escalable, ¿qué implica eso?
Las intervenciones tácticas tienen bajos costos; permiten probar una idea sin correr grandes riesgos. Si la solución propuesta funciona se puede aumentar su magnitud sin comprometer el sistema. Nosotros trabajamos en proyectos escalables, como las multicanchas o la azotea que intervenimos recientemente en Santiago, en la remodelación San Borja. Por otra parte, esto significa una posibilidad mayor de replicarla en otro sector con necesidades similares. Una plaza de bolsillo tiene un costo aproximado de 15 millones de pesos, una cantidad más alcanzable para la mayoría de los municipios que infraestructuras más complejas.
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