Lo primero que la arquitecta francesa Isabelle Chaboissier recuerda del estado en que encontró su casa es que en realidad eran dos casas; una bastante tradicional y otra que parecía el estudio de un artista, con una doble altura. Lo siguiente son las paredes salmón y rosado, para ella, algo que forma parte de las costumbres chilenas.

"Entonces nos pareció que podía resultar algo muy entretenido al juntarlas, con el primer piso muy grande, muy abierto. Vimos ese potencial, botar muchos muros y hacer algo simpático.

La compramos y empezamos la obra", recuerda de esos días en que trabajó en esta remodelación con su expareja, Pablo Boisier.

Había que poner calefacción central y no querían poner las redes de agua caliente dentro de los muros. Isabelle sabe que el plástico gris no es superlindo, pero pensó en que en muchas oficinas se deja a la vista porque es menos caro y que podía dar un look loft, como el que se ve mucho en NY. Luego instalaron varias vigas y columnas de metal para reforzar la estructura que había perdido varios muros, siguiendo con la línea loft. Para unificar hicieron un solo piso de resina gris muy clara para que fuera luminoso y diera la sensación de un solo gran recinto.

"En Europa tenemos la costumbre de tener la cocina integrada. Todo está más abierto ahora que antes. Acá no es tanto la costumbre porque la gente tiene nanas. Pero nosotros pensamos en ver y hablar con los niños mientras estamos en la cocina. Buscamos que la familia fluya", dice Isabelle. También pensando en la familia reforzaron la aislación acústica entre el primer piso y el segundo, donde está la pieza de los niños, cuando se dieron cuenta de cuánto resonaban sus propios pasos por la casa. Para ocultar la aislación pusieron un techo con palitos de madera que también unifica el subterráneo con el primer piso.

"Las únicas puertas que tenemos son las de los baños y de una pieza. Todo lo demás está abierto.

Recogimos muchas cosas de la calle y compramos cosas usadas. No todo porque trajimos muchos muebles. Pero el sofá del estar al lado del comedor lo compramos en Yapo, superbarato.

Los muebles que vienen de París son usados, son antigüedades pero no superchic. Son de los 50 y 60, el comedor, las sillas, el sofá de abajo, varias cosas así. Nos dimos cuenta de que nos faltaban muebles y los hicimos nosotros. Ahí empezó mi idea de hacer muebles, así parte mi empresa".

En el taller de Isabelle, bajo muchos cueros que cuelgan sobre una pared, hay un mueble que destaca, casi salta a la vista por su simpleza y lo bien que funciona. Se trata de un mueble hecho con cajones de plástico, de esos que se usan para la fruta. "Lo primero fueron los muebles. Viendo el diseño acá, quería introducir el cuero en los muebles. Acá solo los veía en las sillas. Empiezo a tener varias ideas que desarrollo y hacer que el cuero se vea más contemporáneo. Empiezo a hacer estos canastos con la máquina de corte láser. También hago repisas con un filete de cuero. Objetos de decoración en cuero contemporáneo".

Isabelle cree que su mueble de cajones plásticos queda bien en un taller, también en una cocina, pero ella no tendría problema en ponerlo en un estar. "Sé que en Chile gusta más la madera para el estar. Me doy cuenta de que hay un paso entre lo que tengo en mi cabeza y la costumbre acá. Soy diferente. No sé".

espacioaire.cl / @espacioaire

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