Full Diseño N°17, 28 de abril 2017

Hablemos de un Chile de finales del s. XIX, un período próspero pos Revolución Industrial, donde la protoindustrialización hacía que los grandes empresarios del norte de nuestro país aumentaran su patrimonio como nunca antes. Las oficinas salitreras eran el nuevo horizonte económico, cientos de extranjeros arribaban para la explotación del salitre, mineral que tuvo su apogeo hasta el 1930, luego que la creación del salitre sintético en Europa lo acaparara del todo. Había culminado ya la Guerra del Pacífico, y en nuestro territorio nortino no había nada; en sus costas un par de ciudades, pero en el interior, nada. Fue así como la fiebre por este mineral que brillaba como el oro creó con su explotación un sistema de ciudades, las llamadas internacionalmente 'company towns', urbes fabricadas por empresas que hacen un tipo de explotación específica. Lo que aparece, entonces, es un sistema de utilización territorial que llevó consigo diversas herramientas de modernización, como una red asociada a la movilidad –el ferrocarril– y un sistema de urbanismo territorial con ciertos rasgos que, mucho más tarde, se fueron sistematizando en la arquitectura moderna. Este, entonces, y desde la mirada más amplia, es el primer acercamiento a la arquitectura moderna que tuvo el norte de Chile.

Nos juntamos con el profesor asistente de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile y arquitecto secretario general de Docomomo Chile, Maximiano Atria, para tener una conversación certera acerca del tema. La arquitectura moderna es una rama de la arquitectura que marcó un antes y un después en el modo de construir, en la forma de habitar. Con sus tempranos inicios en la escuela de la Bauhaus, en Alemania, sus teorías se expandieron por todo el planeta, y en Chile, mientras comenzaban los años 20, y el Estado actuaba como precursor de ideas arquitectónicas, los modernos hacían su trabajo.

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"Desde el punto de vista de la acción del Estado, los arquitectos eran bastante anónimos, pues operaban de una manera institucional. Sin embargo, sí hay arquitectos emblemáticos de la época en Chile: la firma Bresciani Valdés Castillo Huidobro trabajaba con el Estado y hacía muchos proyectos", Atria.

Siguiendo con antecedentes remotos, ¿cómo se podían observar rasgos de arquitectura moderna en la etapa del salitre en el Norte? Por ejemplo, con la estandarización, la serialización, el trazado racional de las ciudades. Por ejemplo, uno encuentra oficinas salitreras que tienen un trazado bastante racional en términos de trazado urbano, porque efectivamente, como era una ciudad asociada a una extracción productiva, estaba muy definida por los ires y venires de la extracción, la movilidad del material. Además había una estratificación social bastante importante, porque estaban los barrios de los ingenieros norteamericanos, los obreros solteros, los obreros casados, y eso generaba tipologías de vivienda muy repetitivas construidas en sistemas prefabricados de sistematización que después en arquitectura moderna fue la manera que se usó para desarrollar viviendas. Entonces los primeros ejemplos de viviendas seriadas en Chile son en las oficinas salitreras del Norte. Uno ve todavía viviendas pegadas unas de las otras diseñadas de manera hiperracional, con aprovechamiento de espacio mínimo, temas que después la arquitectura moderna explotó y desarrolló de manera sistemática; en ese momento no tenía una ideología detrás, pero sí utilizaba metodologías que después la arquitectura moderna utilizó.

¿Y qué ocurrió, más tarde, con los obreros? Surgieron los movimientos obreros. Toda la concepción en Chile de que los obreros podían organizarse, movilizarse juntos, que tampoco es un proceso que esté ligado a la arquitectura moderna, pero sí es uno que llevó, por ejemplo, a preguntarse sobre los estándares de vivienda obrera, cosas que sí fueron respondidas después a través de la arquitectura moderna. Los movimientos obreros fueron los que hicieron visible el problema de la habitación, que en ese momento estaba solucionado en las oficinas salitreras porque los dueños sí les daban habitación, pero una vez que eso generó un proceso de movilidad (los obreros se iban a otras ciudades, o cuando se terminaron las salitreras viajaron de vuelta a sus ciudades) estas tuvieron que responder con estándares de vivienda que los obreros ya sabían exigir.

LO MODERNO COMO TAL

¿Cómo y cuándo comenzó la arquitectura moderna como tal en el Norte? Yo diría que en un principio mediante la provisión de servicios públicos. El Norte tiene la particularidad de que si uno no hace algo poniendo el esfuerzo, no se da. En el Sur es distinto, en el Sur, por ejemplo, se colonizó a través de la entrega de tierras a los privados para que desarrollaran libremente sus casas en el lugar, y como el lugar era bastante prodigioso, se dio sin un apoyo estatal muy importante. En cambio en el Norte era una necesidad, y eso hizo que mucha de la acción del Estado se viera activamente a través de la provisión de servicios públicos, de viviendas, de edificios, y eso se dio en un momento cuando el Estado operaba usando herramientas de la arquitectura moderna, no porque hubiera un compromiso directo con la arquitectura moderna, no porque el Estado quisiera hacer arquitectura moderna. En ese período, en cierto modo, la manera de hacer era esa arquitectura, sobre todo a partir de los años 30, con más intensidad en los años 40 (...), era necesario revitalizar una región que estaba en una crisis económica. El año 29 parte una crisis económica mundial, en los años 30 viene la crisis del salitre, entonces el Norte tuvo una crisis múltiple y eso implicó una necesidad de ir a proveer servicios que en otro lado eran menos urgentes.

¿Fue el Estado, entonces, proveedor de arquitectura moderna en Chile? Yo diría que principalmente entre los años 40 y 50 el Estado fue el principal productor de arquitectura en general. Y la arquitectura del Estado estaba guiada por ciertas necesidades de estandarización, de economía. Hay unos textos del Ministerio de Obras Públicas, que no se llamaba así en esa época, minutas en las cuales se describen guías a los arquitectos del Estado donde se explicaba cómo hacer, y lo que se describe es una arquitectura modesta, sin grandes aspavientos de diseño, sin gastos en ornamentación, repetitiva, estandarizada, económica, que soporte bien el paso del tiempo. El Estado hace como cree que tiene que hacer, y esa arquitectura una vez que es esquematizada, alguien dice 'bueno, esto todo tiene una idea, un sentido, una ideología, una condición unitaria reconocible, por lo tanto le podemos llamar de cierta manera'. No fue una posición a priori.

Bien, el Norte vivía una crisis económica múltiple, ¿pero por qué ese afán de los estados en general de desarrollar una arquitectura austera? Si uno mira lo que hacían los estados en esa época en el mundo era esa arquitectura. Si uno mira lo que construían los estados a mediados del siglo XIX para instituciones culturales o gubernamentales, se hacían con el estilo arquitectónico neoclásico. Cuando alguien tenía que hacer una obra de arquitectura, lo hacían con ese estilo porque era el que se usaba. En los años 40, cuando el Estado construía, construía de esa manera; los arquitectos estaban educados de esa manera, existían estos lineamientos de hacer una arquitectura simple. Había una sintonía con el tiempo, se seguían los parámetros de lo que hacían los arquitectos modernos en el exterior, se seguían las obras de Le Corbusier. Había también una especie de afán de los arquitectos de impulsar una arquitectura que para ellos era la que correspondía en el s. XX.

¿Cuál fue el legado que dejó la arquitectura moderna en el norte de chile para la misma zona y para el resto del territorio nacional?

A mí me da la impresión de que en el Norte, en parte porque la naturaleza es más dura pero también es más estable, los edificios han tendido a mantenerse en condiciones más estables. Por ejemplo, casos de viviendas con techo plano acá en Santiago han terminado con techo a dos aguas por problemas de filtraciones, problemas de lluvias, cosas que en el Norte no existían. Los colectivos obreros, por ejemplo, son edificios que se han mantenido bastante iguales de como se hicieron. En el Norte, por lo tanto, hay una especie de condición más de vigencia, la gente percibe que la arquitectura moderna es una arquitectura que todavía cumple su función, aún está vigente en sus usos, más que en cualquier otro lado. Creo que esa idea es menos arraigada en el centro y en el Sur, en el sentido de que la arquitectura ha sufrido más, ha tenido que vérselas con daños provenientes del clima.

Hay en el Norte ejemplos notables de viviendas, estadios, piscinas olímpicas, conjuntos de viviendas. En Antofagasta, por ejemplo, está el conjunto Salar del Carmen; en Arica, la Piscina Olímpica, entre otros.