Una nueva forma de trabajar
Acompañar y guiar a otras empresas en los nuevos caminos que la tecnología y los cambios generacionales abren es la labor de Idemax. Por supuesto eso no se puede hacer en un espacio de trabajo tradicional. Entendiendo la creatividad y la libertad como herramientas que mejoran la producción y no como una amenaza, ellos crearon ambientes abiertos, sin obstáculos que limiten.
Cuando una de las empresas más importantes de la industria automotriz requiere ayuda definiendo los desafíos que traerá la electromovilidad, cuando la banca necesita entender la manera en que evolucionarán sus relaciones con los clientes mediante nuevas tecnologías, o cuando empresas mineras deben replantearse sus procesos extractivos. En todas esas circunstancias se vuelven muy valorados los servicios de Idemax.
"Nos llamamos Idemax y nos dedicamos a la consultoría en transformación de negocios, a ayudar a entender cómo se preparan para los desafíos del futuro, considerando las componentes tecnológicas pero también las de un escenario radicalmente abierto, que están expuestas, prácticamente obligadas a adaptarse a cambios; desde las maneras en cómo nos relacionamos en el trabajo, el sentido de la colaboración, la vinculación con las tecnologías, con los espacios, la ciudad, la movilidad, todo lo que define la manera de trabajar", explica Sebastián Amaral, uno de los socios de Idemax.
Probablemente hay lugares en que estas visiones se han integrado más rápidamente, pero en general estos son temas nuevos a nivel global. A pesar de que la inversión en innovación sigue siendo baja, de que aún nos cuesta sacar la cabeza del hoy y mirar un poco hacia el futuro inminente, Sebastián Amaral considera que estamos en un momento rico de la transformación, en un terreno fértil y positivo: "Tengo una buena sensación de futuro", dice. Desde esa perspectiva se ve muy entusiasmado con ofrecer esta casa y el programa que alberga, "extraordinario", en sus palabras: "Lo que hacemos es brindar a la gente que trabaja aquí dinámicas y espacios para vincularse de maneras distintas, desde un workshop muy ameno y relajado a una reunión más formal, también una terraza con mucha libertad, un deli (o cafetería) para almorzar, tener reuniones, ver tele. Los espacios están en función de los que aquí trabajamos, y definen y propician la colaboración, la creatividad, las estrategias".
Los dos pisos más subterráneo y terraza se distribuyen entre espacios públicos y privados. "Los socios (Diego Uribe, Rodrigo Edwards y Sebastián Amaral) tenemos una oficina grande, pero en general son espacios muy abiertos, no muy privados también en la medida de las posibilidades de la casa, que tiene una estructura. Tratamos de respetar lo más posible la arquitectura original y solo hicimos dos modificaciones importantes, una es la del deli, que antes era una bodega. La R1, que es la sala de reuniones grande, y el taller más grande. Eso era un solo gran espacio y se usó una tabiquería liviana para dividirlo en dos. No somos un cowork, pero tenemos dos residentes que son importantes para nosotros, Majadas de Pirque y la RAD, una fundación que vincula el mundo de la empresa y de la ciencia. Ambas tienen bastante vinculación con nosotros, muchas actividades que hacemos tienen lugar en y con Majadas; lo mismo con la RAD. Compartimos un espíritu y un 'ethos' respecto a cómo se hacen los negocios y cómo se entienden el espacio y la colaboración".
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"Se asume que esa manera de trabajar (la más tradicional) es mejor para la productividad. El gran susto que provocan estas maneras más 'hippies', más 'chasconas', es una especie de amenaza productiva. Nosotros creemos que cambiar la manera de trabajar lo que hace es aumentar el potencial creativo. En la medida en que generas espacios para incrementar el potencial creativo, para vivir de mejor forma la libertad, lo que terminas obteniendo es un aumento de productividad", dice Sebastián Amaral, socio de Idemax.
Probablemente la gran mayoría de la gente que trabaja en Idemax entra en la categoría millennials; aunque los socios tienen entre 40 y 50 años. Sebastián piensa que gracias a lo poco privados que en realidad son los espacios privados, a que la jerarquía no está definida por más o menos metros cuadrados, no han sufrido nunca de fricciones generacionales. "Por el contrario, nuestra casa es muy bien valorada respecto a esas dinámicas. Además de juntar generaciones, reúne disciplinas. Acá trabajan diseñadores, ingenieros comerciales, publicistas, psicólogos, fotógrafos, audiovisualistas, entre otras profesiones que nos permiten tener una mirada global de las problemáticas que nos traen nuestros clientes, que nos permiten ofrecer las mejores soluciones. El espacio es una gran contribuyente para que esas dinámicas se generen, no solo por el espacio físico en sí mismo, sino porque todas nuestras salas están hechas para poder dibujar en ellas, en pizarra, en paredes enchapadas para poder rayar, porque somos muy visuales. La manera de abordar nuestras reuniones requiere la posibilidad de expresar visualmente ideas. Eso hace una gran diferencia".
En contraste con la oficina que tuvieron antes, esta casa les permite tener contacto con la calle, con la temperatura de lo que está ocurriendo. "No tenemos estacionamientos, y eso nos ha obligado a vincularnos con la ciudad de manera distinta. Pero ahora tenemos baños con ducha, un bicicletero bueno, cómodo, protegido. El cambio nos obligó a actualizar nuestro 'mindset'. Probablemente, si nos movemos a una nueva casa a futuro debería ser llevando toda esta experiencia de adaptarnos a una existente y comenzar desde cero, desde el terreno".
Elementos que caracterizan la manera de trabajar de Idemax:
Por un lado, destaca su estrategia de integrar recursos visuales en todas sus dinámicas y reuniones. No solo se emplean pizarras y pantallas, además cuentan con una sala de impresión para crear material específico para cada cliente. En lugar de una minuta escrita queda un registro en video. Por otro lado, Marcelo Cubillos –director de Comunicaciones– explica que hace dos años cambiaron toda la identidad de Idemax (en conjunto con la agencia Otros Pérez). "Ahí aparecen la X como sello y este color rojo anaranjado que permearon a toda la cultura de la organización; por supuesto, también las señales éticas que nuestros espacios requerían. Fueron creadas por mi equipo tratando de que fueran abstractos, limpios y claros".
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