Una agradable mañana de una incipiente y aún tímida primavera italiana llega Sol Undurraga a esta entrevista en Bolonia. No viene sola. Dentro de un coche todo terreno se encuentra Teo, su pequeño hijo, nacido en Alemania, país donde vive actualmente. Mientras nos acomodamos en un café en la Piazza Maggiore frente a la imponente Basílica de San Petronio, Sol cuenta sobre su largo recorrido para llegar a ser ilustradora. "Primero estudié arquitectura, lo que me dio una muy buena base en términos profesionales. Mi hermana y mi abuelo lo eran, así que sabía de cerca de qué se trataba. Además, siempre fui buena para las artes plásticas, las manualidades y me gustaban las matemáticas", comenta.
"Los primeros años fueron muy buenos. Hubo profesores, como Fernán Meza, que me inspiraron y me abrieron el mundo del arte en general. Pero a medida que iba a avanzando en la carrera me faltó la visión más social de esta más allá de lo meramente estético. Ya que estaba un poco desencantada de los estudios, me fui por seis meses de intercambio a México, pero terminé quedándome dos años y medio. Estuve viviendo en la casa cuáquera en el DF (Distrito Federal), donde se trabajaba mucho con el tema de los derechos humanos. Ahí comencé a ilustrar para revistas de la UNAM y otras entidades, y me gustó mucho. Cuando regresé a Chile a terminar la carrera, en 2008, ya había decidido inclinarme por el lado social de la arquitectura. Después de unos años partí a Brasil a trabajar en un proyecto de techos verdes en la favela de Rocinha, Río de Janeiro. Si bien al final este no resultó, conocí a una persona clave que me reforzó la idea del tema social a través del arte. Se trataba de un trabajo en el que colaboré para que las personas entregaran armas a cambio de capacitación artística. Fue una etapa en que dibujé mucho con la idea de seguir por ese camino. Después estuve un tiempo en Pittsburgh, donde seguí trabajando en ilustración y ahí me decidí definitivamente por el rubro. Como no encontré una escuela para estudiar en Estados Unidos me fui a Barcelona", cuenta.
Ahí fue donde se consolidó como ilustradora a través de colaboraciones en prensa política y también con libros. Sin embargo, actualmente su idea es poder trabajar más en diarios y revistas, ya que le apasiona todo lo relacionado con la contingencia noticiosa.
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El premio
En los últimos años la ilustración de libros infantiles ha adquirido mucha relevancia en el mundo editorial a nivel mundial. Ya no solo es un complemento de los textos, como lo era antes, sino que se ha transformado en el producto en sí. Muchos ilustradores son quienes escriben sus propios libros, e incluso hay una tendencia cada vez mayor a publicar los 'silent books', que no cuentan con escritura, sino solo imagen. Eso es lo que se puede ver en el mercado editorial infantil en el marco de la Bologna Children's Book Fair, que se realizó entre el 26 y el 29 de marzo.
Dentro de los premios que se entregan en esta feria, Sol obtuvo uno en la categoría Ópera Prima por la ilustración del libro "La plage", publicado por la editorial francesa L'Agrume.
Ella comenta que los inicios de este proyecto "La playa" se remontan a una ilustración que realizó hace un par de años para una clínica particular de Santiago y que con el tiempo derivó en esta publicación editorial. Además, recientemente trabajó en "Atlas americano", un libro de editorial Amanuta sobre la geografía y las actividades de nuestro continente.
Al día siguiente de esta entrevista Sol recibió el premio en el Palazzo D'Accursio, frente a la Piazza Maggiore, ubicada en la ciudad con la universidad más antigua del mundo. @mujer_gallina / solundurraga.com