Como mucha gente que trabaja o tiene cosas que hacer en el centro de Puerto Varas, Mauricio Fuentes toma el bus que conecta con los alrededores. Dice que le encantan el paisaje y la gente con que se encuentra. De vuelta, en un punto del camino que va hacia Petrohué, baja y entra a un flamante hotel que no solo le pertenece; fue diseñado por él.
Difícil saber si a otros dueños de hoteles les gusta tanto andar en micro, pero sí podemos asegurar que el de Fuentes es un proyecto único en la zona, que en lugar de optar por la apariencia de una gran casa alemana, como hace la mayoría, se arriesga con materiales y un lenguaje totalmente distintos.
"Si estuviéramos en el centro de Puerto Varas quizás habría hecho algo más conservador. Pero como estamos fuera, me incliné por la idea de privilegiar la naturaleza y las vistas, integrar el exterior al interior. Eso requiere grandes ventanas y a su vez un material que las soporte. Escogimos el hormigón armado por lo que permite y por su honestidad. Aquí todo trata de ser lo más sincero posible; incluso los pisos son de piedra de laja sacada con bueyes de unos cerros cercanos; las chimeneas son de piedra volcánica", explica Fuentes con el reflejo de su computador en los lentes. Aunque el plan es eventualmente dedicarse exclusivamente al hotel, aún hay cosas que lo amarran a Santiago cuando está en Puerto Varas.
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Durante casi 25 años él ha estado prestando asesoría técnica a grandes inmobiliarias, vinculándose al desarrollo de muchos barrios que hoy están consolidados. Se acuerda de que pasó por una etapa en que se creyó el cuento, le iba bien, se sentía ganador y no se bajaba del auto. Los años le enseñaron el valor de una vida más pausada y simple. "Es un proyecto de vida más que comercial. No pienso que me va a dar mucha plata. Hay varias intenciones, pero la fundamental es llevar una vida más tranquila, en un lugar donde hemos echado raíces".
Empezó con una mochila al hombro y que cuando formó familia comprobó que viajar era la plata mejor gastada, especialmente en buenos hoteles. Admirador de los paradores y de los lugares pequeños pero acogedores, con buen servicio, fue formando un ideario del hotel que quería tener en el futuro. "Hay muchos hoteles buenos en Puerto Varas, pero no existía este estándar de amplitud y comodidad en las habitaciones. Nuestra idea es ofrecer un lugar muy bonito, que no pierda calidez por su arquitectura. Algo pequeño, con 16 habitaciones, principalmente apuntando a parejas, de alto estándar, un nivel que estamos tratando de subir cada día. Por eso se trajo cocina de calidad, más sofisticada que la oferta tradicional, como parte de un servicio de excelencia".
Su mujer y todos sus hijos participaron de alguna manera en el proceso, pero mientras Mauricio Fuentes padre se encargó de la arquitectura y buena parte de la construcción, Mauricio Fuentes hijo se encargó de la gestión y el reclutamiento del personal. Él contrató a la experta que le permitió formar un equipo con la mexicana Ximena Dip a la cabeza y fue el de la idea de entregar el diseño y posteriormente el funcionamiento de la cocina al premiado chef belga Mathieu Michel.