A mis manos llegó un delicado libro en formato de cuaderno de viaje sobre las celebraciones de "San Santiago y Virgen de la Asunta", bajo una mirada artístico-etnográfica. El trabajo de Catalina Mansilla y Luis Prato implicaba una investigación en terreno de estas dos festividades religiosas aimara-católicas y cómo el arte –y su producción– podían vincularse con estas expresiones estéticas, que algunos reconocen como arte popular.
Según Catalina, toda la investigación propuso pensar el proceso de investigación en terreno como la obra de arte o producto artístico 'final'. Se trabajó en base a una metodología de residencia que involucró a un equipo de artistas (Luis Prato, Lancelott Belaunde, Carlos Sanhueza, Josefina Brañes y Jordi Marcel) y a una investigadora especializada en estética y etnografía (Catalina). "A partir de este supuesto de revalorización del proceso como obra se levantaron dos productos que intentaron dar cuenta de este proyecto: un cuaderno de viaje y un video artístico-documental. En este sentido, el cuaderno de viaje se propone como uno de campo que involucra distintos medios a partir de los que el arte puede registrar y traducir una investigación de este tipo: fotografías, croquis, notas de campo, citas de otros textos leídos durante el período de la investigación. Es por esto que el cuaderno de viaje adopta decisiones formales que dan cuenta de esta idea: un formato liviano, parecido a un cuadernillo, que conserva la ligereza y liviandad del croquis, que reúne apuntes sin una narrativa evidente, pero con una lectura implícita que está articulando todos los elementos seleccionados", comenta la magíster en Estéticas Americanas.
Ante la pregunta sobre qué se puede concluir luego de haber investigado esas dos celebraciones tradicionales (San Santiago y Virgen de Asunta), Catalina comenta que "es una pregunta con una respuesta inagotable. A mí me fascinan tanto las fiestas del Norte que, en los últimos años, una me ha llevado a otra, y así sucesivamente hasta que finalmente te das cuenta de que las fiestas religiosas en el norte de Chile son una red interminable de rito, tradición y comunidad. La Fiesta de La Tirana es la puerta de entrada a un mundo muy diverso, vital y contemporáneo. Lo que se ve en el caso de estas fiestas aimara-católicas de la XV Región no es un culto arcaico en vías de extinción, sino que una expresión absolutamente viva y emocionante, que asume con gran velocidad los cambios que ocurren a propósito de su vínculo con la modernidad occidental, al tiempo que es capaz de respetar, poner en valor y reproducir la tradición ancestral de los 'abuelos' y de 'los pueblos' (así es como se denomina en el contexto local a los pueblos del interior y el altiplano y sus comunidades)", comenta Catalina, quien lleva más de tres años asistiendo a diversas celebraciones del norte del país. Además agrega que "en relación a esta investigación en particular, destaco el valor de estas dos fiestas y de sus productores como un referente para el arte y quienes lo producen, cuyo contacto implica un cuestionamiento y una reflexión de los procesos desde la academia latinoamericana, de sus circuitos de circulación y del sentido mismo de esta disciplina".