Volver a sentir profundo

cecicila vicuña

Hasta el 6 de julio se presenta "La India contaminada", exposición con la que la artista nacional Cecilia Vicuña debuta con una individual en la galería Lehmann Maupin de Nueva York.




Tras una aplaudida visibilización luego de varias exposiciones alrededor del mundo por tres décadas, y que se han concentrado exponencialmente los últimos cuatro años, la artista nacional radicada en Nueva York Cecilia Vicuña se presenta por primera vez con una exposición panorámica de su trabajo en la galería neoyorquina Lehmann Maupin. En ella se incluyen una instalación de su serie Quipus, varias esculturas de medios mixtos de su serie Precarios, además de videos y pinturas que van desde 1969 hasta el año pasado.

Poetisa y artista multidisciplinaria, Cecilia Vicuña se ha enfocado en tratar temas contingentes de la modernidad y la contemporaneidad a lo largo de su trayectoria, tales como la destrucción ecológica, el feminismo, los derechos humanos y la homogeneización de la cultura. Sus proyectos, desarrollados por más de 40 años, unen poesía, performance, pintura e instalaciones site-especific.

Cuando la curadora y directora de la galería Lehmann Maupin vio en marzo del año pasado la muestra antológica "Cecilia Vicuña: About to happen" (Cecilia Vicuña: A punto de suceder) en el Centro de Arte Contemporáneo de Nueva Orleans, supo que era una revelación. Y si a esto se le suma el impacto de "Quipu Womb" (Quipu Vientre) en la Documenta 14 en Atenas y en Kassel, donde se exhibieron ocho óleos de los años 70 hechos por Cecilia, la invitación estaba lista. "Hasta ese momento yo no tenía una galería en EE.UU. Había participado en grandes muestras colectivas en el Museo de Arte Moderno de Nueva York y muchos otros museos, y había tenido también muestras individuales en espacios alternativos. Pero esta llegada a la 'meca' es algo completamente nuevo", explica Cecilia para comentar lo que estará sucediendo hasta el 6 de julio en la Gran Manzana.

Pero esto no es todo. Cecilia plantea para fin de año un gran aterrizaje de su obra en territorio nacional, específicamente en el viejo aeropuerto de Cerrillos. "Me hace sentir como un avión, uno de esos viejos bimotores como bicicletas voladoras. Eso me emociona, porque de niña vivía en La Florida, a pocas cuadras de ahí, y la cordillera que veía era la misma que se ve en Cerrillos", cuenta la artista. Esta muestra se acompañará además de publicaciones, encuentros y plantaciones que revivirán algunos de sus proyectos de los setenta, "que fueron cortados a pique por el golpe militar, más otros nuevos que fueron aflorando en mis vidas fuera de Chile", suma Cecilia.

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Estás en un momento de gran reconocimiento a nivel mundial y esta es la primera exposición panorámica de tu trabajo en NY. ¿Cómo defines este momento que estás viviendo en relación a tu persona y trabajo y qué significa esta muestra en tu carrera? Violeta decía es como volver a los 17, volver a sentir profundo... y lo hermoso es que no tiene que ver solamente conmigo, sino con algo más grande. Creo que hay un cambio de conciencia en el mundo que se refleja en el arte. El signo más potente de este cambio fue la Documenta 14, que ha sido tan atacada por la derecha y el establishment del arte, y que fue una experiencia excepcional para los más de mil artistas, pensadores, poetas, filósofos, educadores y curadores que participamos. Fue un gran cuestionamiento de los valores y métodos del mundo del arte, una búsqueda de la visión del sur del mundo, una voluntad de aprender los unos de los otros. Y en ese foro las artistas mujeres, indígenas y mestizas tuvimos un lugar nunca visto. Eso generó una energía creadora inmensa. Entre 2017 y ahora he sacado cuatro nuevos libros de poesía, y he tenido cuatro muestras individuales dedicadas a desenterrar mi obra en sus múltiples dimensiones, el cine, arte precario, pintura, poesía y performance. Músicos y artistas jóvenes están trabajando conmigo, y de ese aprendizaje mutuo y la rebelión compartida contra la injusticia van saliendo nuevas posibilidades de invención, nuevas historias que quieren ser contadas.

Tus obras son poemas en el espacio, ¿qué planteas con la Poética Cuántica? Me hace feliz que mi obra por fin se entienda como un poema multiforme que sucede en el espacio y el tiempo, la oralidad, el canto y la escritura. Y que incluso las pinturas, instalaciones y quipus también sean leídos como un lenguaje poético. Ese 'ser' mutidimensional de la obra es lo que me acerca a la mecánica cuántica. Mi "Quipu Desaparecido" (en el Museo de Brooklyn hasta el 25 de noviembre) opera como una superposición cuántica. Es decir, existe simultáneamente en todos sus posibles estados. Sus proyecciones y sonidos aleatorios interactúan entre sí y nunca se repiten. Es una máquina del tiempo que transporta al espectador a otra dimensión del sentir y el pensar. Un no-tejido que parece un hueso, y se siente como un cuerpo de varios cuerpos anudados. En realidad es una reinvención del quipu que fue prohibido en 1583. Otro elemento que lo acerca a lo cuántico es su carácter no local y local: es y no es, está y no está, es 'sí' y 'no', y 'quizás' a la vez. Algo paradójico y preciso, que se nutre de su propio potencial. Pienso que la visión de las matemáticas de la física cuántica podría permitir algún día valorar la complejidad paradojal del pensamiento indígena de América, que ha sido despreciado hasta ahora.

Tu trabajo aborda temas críticos de la modernidad y la contemporaneidad, ¿cómo ves lo que está pasando en Chile con el gran movimiento feminista? Creo que es un movimiento imparable, que ojalá se ahonde y extienda a lo sublime, como un autodescubrimiento que transforme la sociedad patriarcal chilena en algo mucho más vivo, humano y creador. La gran sequía que se viene y las consecuencias del largo abuso a la tierra y su gente van a exigir una mente distinta para confrontar esa realidad. Chile está lleno de ideas viejas, y es de esas chicas que se empelotan arriba de las estatuas que va a nacer lo nuevo. ceciliavicuna.com / lehmannmaupin.com

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