¿Han visto su porte? No del multitamaño que hay en La Vega, un cuadro hermoso obviamente. Los de los semáforos me refiero, escena igual de linda, claro, y además ambulante y sorpresiva. Como la bandera primaveral que se cruza diciendo cómeme.
Entonces cómo no. Me acuerdo de esos flacuchentos que venden hace rato en los súper de no sé dónde y que los compran igual. Nada que ver. Ahora, en esta gloria descarada, es cuando hay que tenerlos en la mesa.
La única ley inquebrantable para con los espárragos es el punto de cocción: agua hirviendo fuerte, sal y 3 a 5 minutos dependiendo del grueso. O más bien, ojo, hasta que el verde se ponga parejo y siempre vivo. Colar y agua helada a nivel hielo hasta que se enfríen. Mejoran si antes los pelan (pelapapas) y cortan la base, con la mano, sensor tacto de dureza. Nada de metales con el cuchillo. Cuidar que tengan el mismo grosor para que la cocción sea pareja. Siempre probar un pedazo antes de sacar.
Después las mil y una formas de comerlos. Old school: tibios con mayo casera sí o sí; mantequilla derretida; aceite de oliva extra virgen y limón. Actuales: parrilla o grillada, fuente, chorrean jugo de naranja, mantequilla y tomillo/estragón fresco más sal gruesa; en lascas (con el pelapapas otra vez), desordenados tipo fettuccini en bol con mezcla de vinagre de arroz, cilantro, menta, soya y oliva; horno con bechamel, tocino y gruyere. Curioso: ensalada con frutillas y rúcula, algo de buen balsámico; con holandesa, almendras caramelizadas y queso de cabra blando; con anchoas y vinagreta dulce; en las tostadas de huevos pochados con buen jamón. Neoactual: helado de espárragos con almíbar dulce y cedrón fresco. Rellenos de lasaña, quiche, empanada, pizza. Hay ene, así que a comer se ha dicho. @raqueltelias