@loquemaspuedo / Francisca Amenábar. El curso sobre desperdicio cero que hace la Fundación Basura termina con un cuento: Se quema la selva y todos los animales huyen. El jaguar ve que un pajarito va en la dirección contraria, hacia el fuego, y pregunta: '¡¿Qué haces?!'. 'Hay agua cerca y la estoy llevando en mi pico para apagar el incendio', responde el pajarito. 'No lo vas a lograr', dice el jaguar. 'Al menos hago lo que más puedo', es la respuesta del pajarito.
Francisca Amenábar no está segura de que fuera un jaguar, podría haber sido otro animal. Pero sí se quedó con esa última frase y la usó como nombre para la plataforma en la que comparte su búsqueda por alternativas sustentables.
En 2015 formaron una comisión de medioambiente en el colegio donde Francisca es profesora de arte hace seis años. Ella había vivido en Holanda y ya había practicado el reciclaje. Luego participó en la academia basura cero de la Fundación Basura e hizo el diplomado de educación ambiental de la U. Alberto Hurtado. Ahora se pregunta cómo es posible que la definición de sustentabilidad tenga la misma edad que ella (apareció en 1987) y solo haya entrado en su repertorio tras comprometerse en estas experiencias. "Sustentabilidad es satisfacer las necesidades sin perjudicar a las generaciones futuras. Lo complejo es definir esas necesidades", explica Francisca.
Junto a su hermana mantiene un blog de cocina (ramificado en redes sociales) que se llama Espacio Culinario. La idea de que tenemos dos casas, nuestro cuerpo y nuestro planeta, motiva su interés por la alimentación y el ambiente. También le han permitido ver la estrecha relación entre el cuidado de ambos, cuerpo y planeta.
"No hay que perder la miradora esperanzadora, hay que creer que algo podemos hacer y no agobiarnos. Esto es de paso a paso. En mi caso empezamos en el colegio con el reciclaje y pronto vimos que hay más R, que van antes. Hay que rechazar, reducir, reutilizar". Francisca cree que hay una entrada en el tema para todos. A algunos les dolerá el bolsillo poner atención a sus cuentas, para otros pasa por la alimentación; muchos fanáticos de la vida al aire libre ya notan un deterioro del paisaje.
"También sirve mucho mirar la basura de uno y decir 'a ver qué produzco, cuánto podría evitar. Así uno va avanzando. No hay que asustarse y paralizarse".
En el colegio donde trabaja llega físicamente a los alumnos y a veces impacta a sus familias. A través de redes sociales como Instagram puede llegar a cualquiera: "Se genera algo entretenido y distinto a Espacio Culinario. Comentan y preguntan más. No ha aparecido ningún 'hater' aún. Porque no soy radical, no digo no tengas celular. También tengo cosas pero trato de usarlas de la forma más eficiente posible. No estoy pendiente del último celular. En @loquemaspuedo voy mostrando estos pequeños cambios que van sumando, que he ido adoptando en mi casa para llevar una vida un poquito más sustentable. Cuidado de la casa, limpieza, hartas recetas, tips prácticos. Quizá uno te sirve y otro no".
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@vayaconsumismo / Alejandra Kopaitic y Agustín Orozco. A veces, en medio de una conversación, el teléfono de Alejandra Kopaitic deja de funcionar y hay que esperar hasta que le permita hablar de nuevo. Ella sabe que eventualmente tendrá que conseguir otro, pero en su sistema de prioridades no está ni cerca de las urgencias. Ella es ingeniera ambiental y su pareja, Agustín Orozco, es psicólogo. Ambos venían de familias con conciencia ambiental y en las que se practicaron siempre las costumbres de la abuelita, la bolsa del pan, comprar en la feria, en lo posible a granel. En marzo de 2016 comenzaron con Vayaconsumismo en Instagram para compartir las maneras que han descubierto para vivir "más simples, más felices", como aseguran en su perfil.
"Le pusimos Vayaconsumismo pensando en '¡Wow, como crece el consumo!', y también pensando en 'vaya con su misma bolsa, vaya con su mismo frasco, reutilice y no use desechables'", explican Ale y Agustín. Buscando alternativas para no usar plásticos encontraron el movimiento Zero Waste y se dieron cuenta de que la información estaba disponible en todos los idiomas menos en español. "Ahí dijimos ¿cómo les muestro a mi mamá, a mi abuela, a mis amigos cercanos que podemos hacer cosas muy simples como ir más a la feria, llevar el frasco para que te den las aceitunas en vez de esa bolsa que llegas a romper en tu casa?".
Agustín hacía fotografía como hobby y vieron que Instagram era una buena plataforma, que a veces la imagen de uno de sus almuerzos comunicaba mejor esas alternativas al plástico que un discurso extenso. Después de fundar Vayaconsumismo estuvieron un año recorriendo Europa y tratando de mostrar iniciativas, tiendas a granel, de reunirse con gente de la Zero Waste Comunity para ver cómo vivían y qué habían cambiado.
"Si fuera fácil ser sustentable no estaríamos hablando de esto ahora. Lo que buscamos es despertar, incomodar, en el buen sentido. La gente nos dice 'desde que los sigo dejé de usar bolsas de plástico en el supermercado, llevo las mías'. Pero cuando entras en el tema te das cuenta de que todo lo que metiste en tu bolsa de género viene en plásticos. Es lo lindo del estilo de vida basura cero, uno se pone más creativo, empieza a ver qué puede hacer en su casa. Nosotros hacemos nuestro desodorante, nos demoramos cinco minutos", dicen Ale y Agustín. Tienen una recomendación: "Si uno ya tiene las ganas de dejar de producir desperdicio no debe quedarse en la comodidad. El plástico se normalizó y se usa en muchas cosas que no tienen sentido. El plástico es un material muy bueno en muchos usos, pero cuando se utiliza en algo que dura cinco minutos como una bombilla no se justifica".
¿Se imagina llevar su propio contenedor para que le den el sushi? Ellos, que no han pedido delivery hace tres años, aseguran que no es tan raro ni cuesta tanto.
Cultura del Árbol / Gustavo Rifo.
–Hola, me llamo Gustavo y estoy organizando una jornada de trabajo para recuperar con árboles un sector de la villa.
–Pero ¿para qué?, no van a durar nada, los van a romper.
–Intentémoslo. No pido plata. Solo pido su participación; que todos los vecinos se responsabilicen de su entorno más inmediato que es su barrio; que sientan pertenencia y cuiden algo que haremos todos.
Más o menos así era el diálogo que Gustavo Rifo sostuvo con los vecinos de Villa Alberto Larraguibel, en La Florida, puerta por puerta, buscando colaboración para su proyecto de crear paisajismo en lugares donde se acumulaban basura y escombros. Ese domingo de marzo llegaron muy pocos vecinos a las 9 de la mañana, hora en que Gustavo los citó. Pero en cuanto comenzaron a trabajar los que iban pasando se fueron sumando y llegaron a 30, o más, con palas, picotas y escobas.
"Sé que con árboles podemos solucionar varios de los problemas que se dan en la ciudad, la contaminación, el estrés, la salud, hacer que la gente cambie la negatividad con que enfrenta todo. Tengo mis manos, tengo herramientas, ¿por qué no mejorar los espacios públicos y elevar la calidad de vida con árboles? Y no cualquier árbol. Estamos usando especies que aportan al medioambiente y a la comunidad. Todos estos árboles dan flor, la gente siente una conexión mayor con ellos, son más proclives a cuidarlos cuando los han visto florecer", dice Gustavo, que antes de contabilidad y auditoría hizo algunos años de agronomía en la PUC.
Tú dices que no te cuesta nada, pero sí hay un costo de tiempo y recursos invertidos.
Lo hago porque me encantan los árboles, sé de los beneficios que traen. Me da lo mismo si me creen loco. Me crié en el campo, arriba de los árboles, sé la felicidad que causa rodearse de naturaleza, la paz que transmite. Ver basura, escombros en espacios donde podría haber árboles me causaba rabia. He vivido en otros países y sé que las cosas pueden ser distintas. La gente ha perdido el sentido de comunidad, el bien común, pero se puede recuperar. Me aburrí de hablar y criticar, la energía que se gasta en alegar la pongo en esto.
Gustavo pretende usar sus conocimientos en plantar, abonar y podar árboles en su barrio, expandirse a la comuna completa e incluso a toda la Región Metropolitana. Las autoridades han entregado algunas ayudas, pero en opinión de Gustavo aún no es suficiente y debería ser más expedita. A través de Cultura del Árbol Santiago (en Facebook) está empezando a comunicar sus eventos de plantación (los que llamó Piensa en Verde) y espera llegar a otros sectores de Santiago donde los vecinos necesitan organización para tomar las herramientas y plantar. @culturaarbolsantiago