Más de cuatro centímetros, alrededor de cuatro veces el tamaño de un ejemplar común, puede llegar a medir la Megachile Pluto, más conocida como la abeja de Wallace, considerada la más grande de su especie.

Este espécimen estuvo perdido y al borde de la extinción por 38 años, hasta que volvió a ser visto por un grupo de biólogos a principios de este año en Indonesia.

El fotógrafo Clay Bolt se unió al entomólogo Eli Wyman en un viaje destinado exclusivamente a encontrar al insecto, cuyo valor como objeto de decoración alcanzaba los $9 mil dólares (Casi seis millones de pesos chilenos) en Ebay. Sin embargo, su objetivo era muy distinto.

"Decidimos que teníamos que ir allí", contó Bolt a Earther. "Primero, queríamos verla en la naturaleza, documentarla, pero también hacer contactos locales en Indonesia que podrían comenzar a trabajar con nosotros como socios para tratar de descubrir cómo protegerla".

Tras varios días en los bosques de las islas Molucas, la búsqueda parecía infructuosa. Sin embargo, al buscar entre un nido de termitas en un árbol a más de dos metros de altura, lograron dar con la escurridiza abeja, fotografiándola y analizándola.

"Básicamente nos estábamos volviendo locos después de tantos años de planificación y casi perdiendo la esperanza", relató Bolt. "Fue un momento increíble darse cuenta de que vinimos por este camino, otras personas lo han buscado, y aquí estábamos: sucios y sudorosos y de alguna manera, encontramos este insecto".

Para el futuro, esperan trabajar en conjunto con grupos de conservación e investigadores de Indonesia para mejorar su protección y establecer medidas para su cuidado y el de su hábitat.

La abeja debe su nombre a Alfred Russel Wallace, quien la descubrió en el mismo país en 1958. Desde entonces, no se volvió a saber de ella hasta 1981. Por más que su tamaño resalte inmediatamente, siempre ha sido difícil de encontrar y observar, por lo que no se ha podido realizar un perfil 100% completo a la especie.

La deforestación es el principal causante de la desaparición de la abeja de Wallace, y no se descarta que, con su nuevo regreso al ojo humano, se intenten capturar los ejemplares restantes para diversos fines.