La adolescencia siempre ha sido esa etapa de la vida en la que a todos nos gusta ser rebelde, ir contra las reglas y cometer errores que con el tiempo se convierten en enseñanzas. Pero al parecer, los adolescentes de esta generación no están interesados en vivir la vida loca, sino que prefieren pasar su tiempo muy tranquilos en casa, mirando el celular o viendo maratones en Netflix.
Al menos eso es lo que señala un estudio publicado en el journal Child Development, realizado por los psicólogos Jean Twenge y Heejung Park de la Universidad de San Diego. Para llegar a esta conclusión, se analizaron encuestas realizadas a 8,3 millones de adolescentes entre los años 1976 y 2016, para ver los cambios que han tenido los jóvenes durante las últimas 4 décadas.
¿Los resultados? El interés por hacer cosas que típicamente se les atribuye a los adolescentes como tener citas,tomar alcohol, aprender a conducir y tener sexo ha disminuido drásticamente.
Si en los 70, el 84% de los adolescentes decía haber tenido una cita, esa cifra se reduce a un 56% para los jóvenes del 2016. El 86% de los adolescentes tenía su licencia de conducir en 1976, mientras que el año pasado los que contaban con esta licencia eran un 71%. Y si de beber alcohol se trata, mientras a comienzos de los 90, el 83% decía haber consumido alcohol, esta cifra baja a un 61% para los adolescentes actuales.
Algo similar ocurre con el sexo: el 54% de los estudiantes de secundaria de 1991 decían haber tenido sexo, mientras que hoy, solo un 51% dice haber incursionado en aquel mundo.
Y la verdad es que las cifras no demuestran que estamos necesariamente, frente a una generación de niños que son cada vez más buenos y mejor portados, sino que porque han adoptado un estilo de vida mucho más lento. Esto significa que muchas veces prefieren estar en casa viendo sus celulares y revisando aplicaciones que tener que estar afuera, ya que tienen la certeza de que no es necesario apurarse para hacer todo lo que quieren.
Esto se demuestra en otra cifra obtenida por el estudio: mientras el 72% de los adolescentes de los 70 dijo haber trabajado por dinero, esa cifra en nuestra realidad baja a un 56%, lo que significa que el celular no solo se está evitando que los jóvenes quieran portarse mal, sino que también que quieran portarse bien. Y es que cada vez está más claro que la apatía es en realidad la nueva rebeldía.