Review | Los Crímenes de Grindelwald, un insatisfactorio relleno para fans
La última entrega del Animales Fantásticos quiere contar demasiadas historias, pero termina siendo completamente prescindible.
La máxima ironía para una película ambientada en un lugar llamado "Mundo Mágico" es carecer de magia y, lamentablemente, ese es el caso de Animales Fantásticos: Los crímenes de Grindelwald.
A grandes rasgos, esta última película de la nueva saga derivada de la franquicia Harry Potter no logra capturar la esencia de sus predecesoras, en un afán por seguir expandiendo más allá de los necesario la historia de este universo. Más aún, el universo es cada vez más pequeño, ya que todo está conectado con todo lo que conocemos y esa es solo una señal más de cómo esta película está construida para saciar a los fans menos exigentes.
Los crímenes de Grindelwald existe claramente para llevar al cine a aquella generación que creció con Harry Potter en los años 2000. Y definitivamente ese es su mayor problema, ya que presenta una historia que tarda más de la cuenta en llegar a la acción y cuenta con pocos momentos realmente memorables.
A ratos, esta producción parece más un puente entre la primera Animales Fantásticos y la ya anunciada tercera entrega, lo que merma su condición de ser una historia que se valga por sí sola. De hecho, Los crímenes de Grindelwald pasa buena parte de sus más de dos horas de duración preparando el escenario para los conflictos y revelaciones que probablemente se resolverán en la película de 2020 o las otras dos secuelas que todavía restan de las cinco planificadas para la saga.
Sin entrar en el terreno de los spoilers, en sus primeros minutos Los crímenes de Grindelwald presenta al villano titular interpretado por Johnny Depp, quien según el canon debería ser la amenaza más grande después de Voldemort.
El problema es que Grindelwald se pasa la película ejecutando una elaborado plan que eventualmente podría permitirle derrotar a Dumbledore. Eso no solo le quita protagonismo al villano que está en el título de la película, al poner toda la trama sobre Credence, sino que también le resta relevancia a toda esta historia, ya que los libros de Rowling ya informaron que Dumbledore vence a Grindelwald en un duelo épico desarrollado en 1945.
De ahí que Grindelwald en esta película no comete muchos crímenes, sino que simplemente arma una estrategia que finalmente le otorga lo que estaba buscando mediante claras condescendencias del guión escrito por J.K Rowling.
Por su parte Credence Barebone, el personaje de Ezra Miller que había sido dado por muerto en la primera entrega, se convierte en el elemento clave de la película. Por por una serie de razones ligadas con su familia biológica, que es mejor no discutir todavía, es buscado por Newt Scamander, Tina Goldstein, Theseus Scamander, Yusuf Kama, Leta Lestrange, Grimmson y el propio Grindelwald.
Con Creedence como uno de sus personajes relevantes y el discurso de superioridad mágica de Grindelwald, Los crímenes de Grindelwald pierde la oportunidad de explorar las tensiones entre magos y muggles que se plantearon en la entrega anterior, y en su lugar muestra a un Grindelwald con un discurso que en su desarrollo no es aprovechado para imprimir algo de emoción a la historia.
En ese sentido, el Grindelwald de Johnny Depp está lejos de ser el gran orador capaz de convocar a las masas que se había prometido. Más bien es el líder de una extraña secta que logró convocar a los magos de sangre pura.
Todo lo planteado hasta ahora es solo uno de los aspectos de la trama de Los crímenes de Grindelwald, ya que la película también cuenta con la historia de Newt Scamander que se divide en varias aristas.
No está demás decir que Eddie Radmayne vuelve a cumplir un buen rol como magizoólogo, pero el personaje no experimenta grandes cambios desde su última aventura, más allá de que se ve envuelto en un confuso e innecesario "triángulo amoroso".
En la secuela, Newt sigue amando a las criaturas mágicas y estas como siempre se roban la película cuando aparecen en pantalla. El mundo de la maleta de Scamander sigue desarrollando con efectos visuales que no sacan del todo partido, pero se las arregla para cautivar con nuevos animales y sus adorables interacciones con el mago.
Como podrán esperar, evidentemente los escarbatos son las estrellas del espectáculo y literalmente uno de ellos es quien logra sacar adelante la película con miras a su secuela.
Pero las interacciones de Newt y las criaturas mágicas pasan a un segundo plano cuando Dumbledore lo recluta para encontrar a Creedence, una misión que lo llevará a reencontrarase con Tina y generar uno de los puntos más absurdos de la trama y que tiene relación a un conflicto entre Newt y Tina - sobre una información relacionada a Leta Lestrange - que no tiene ningún impacto.
Los crímenes de Grindelwald tiene tantos personajes que se complica con sub-tramas innecesarias que buscan conectar a los personajes a una historia más grande, pero sin darles arcos que de verdad tengan un peso o por lo menos una importancia para lo que se quiere contar.
Así, la película busca abordar temas como el surgimiento de Grindelwald, los animales fantásticos, la historia de los Lestrange, el romance de Newt y Tina, el romance de Jacob y Queenie, la historia de Nagini, la juventud de Dumbledore y la verdad sobre Creedence. Todo mientras pasa la mitad de su duración sin llegar a un enfrentamiento o una escena donde de verdad haya un desafío para los personajes.
Aún así, uno de los mejores momentos de Los crímenes de Grindelwald llega con la presentación Jude Law como Dumbledore y el posterior regreso de los espectadores a Hogwarts. Pero probablemente esto no funciona por un mérito de construcción narrativa de la película, sino por el amor a la franquicia al que apelan esas secuencias.
En esa línea, la película no aborda explícitamente la homosexualidad de Dumbledore, pero al menos queda bastante claro que con Grindelwad era "mucho más que hermanos". Además, la relación clave entre ambos magos es tanteada muchas veces y se propone como la razón por la que el futuro director de Hogwarts no puede atacar al mago tenebroso. Aunque en estricto rigor ese no es el motivo que tiene Dumbledore para evitar un ataque contra el villano y en la suma, solo queda como una escusa barata para sustentar que no existan grandes batallas mágicas en esta película.
En ese panorama, Los crímenes de Grindelwald se dedica a preparar todo para las próximas entregas de la franquicia, ofreciendo una película correcta pero sin mayores emociones, cuya batalla principal los hará extrañar a los enfrentamientos más simbólicos de la saga Harry Potter. Pero al menos las referencias a la franquicia inevitablemente apelarán al corazón de los seguidores de la saga.
En ese sentido, una buena experiencia con Animales Fantásticos: Los crímenes de Grindelwald depende exclusivamente de evitar el spoiler que involucra al final de la película, ya que esa es la única gran jugada de esta entrega que en general no aporta nada nuevo más que datos para rellenar un par de páginas de Harry Potter wiki.
https://www.youtube.com/watch?v=iaR4nJ6yypQ
Comenta
Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.